La estrategia del avestruz ante los problemas

Siguiendo con las reflexiones del libro de “No hay problemas, hay soluciones de Virgile Stanislas, en cuanto las personas detectamos un problema o una situación desagradable, otra de las repuestas comunes que las personas solemos emplear frente a los problemas es adoptar la estrategia del avestruz, lo que quiere decir:

– Comportarse como si el problema no existiese,
– como si no pasara nada grave,
– como si no hubiese solución,
– como si el problema fuese una nimiedad,
– como si nadie pudiese ayudarnos.

A veces, respondemos así tratando de protegernos, todo lo que nos ayude a no cuestionar nuestra rígida estructura mental parece que nos alivia, pero (siempre hay un pero), evitar es un mecanismo de defensa que no nos resulta nada útil cuando la realidad es que estamos frente a un problema que necesita de nuestra colaboración e implicación, aunque en un primer momento hacer como si no pasara nada nos proporcione sensación de calma, a largo plazo sólo hará que aumentar nuestro malestar y agravar o aumentar nuestros problemas. Como no, Virgile Stanislas usa una buena metáfora para explicar lo absurdo de este comportamiento: “Esta actitud es como la de un niño que cierra la boca en el dentista para que éste no le haga daño. Mientras tenga la boca cerrada, el dentista no podrá curarlo”.Made with Square InstaPic
Virgile explica que en la actualidad hay una mala comprensión de la “ley de atracción”, obviamente si ante un problema pensamos en soluciones nos irá mejor, ahora bien, que no se quede sólo en búsqueda de soluciones, después será necesario que actuemos, que nos movilicemos y hagamos por lograr esas soluciones.
Este error que también solemos usar, está basado en un “pensamiento mágico”: Cuanto más espero a que se arreglen las cosas solas, más largo se hace el problema (y a veces aumenta). Tiene que ver con el dicho común de que el tiempo lo arregla todo, pero lo cierto es que eso no es así, el tiempo es necesario en muchos casos para poder solucionar un problema, una situación concreta como un duelo, una pérdida de empleo, etc., pero el tiempo por sí solo no resuelve nada, somos nosotros y nuestra forma de emplearlo lo que favorecerán o no las soluciones.

 

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