aceptar

Y lo que pasó ya no habla de nuestro presente

By | Aceptación | No Comments
Entre las cosas que nos hacen perder mucha energía se encuentra el darle vueltas a una situación que no podemos cambiar, el enfadarnos y/o resignarnos con lo inevitable. Sin duda el desgaste físico y mental que eso produce es inmenso, (recuerdo, como apunte, que no tenemos tanto tiempo en la vida como para saber que lo estamos perdiendo y aún así seguir haciendo lo mismo, la cosa no está como para desperdiciar vida, ahí lo dejo).
La esencia de la vida es ir hacia delante, pero a veces nos empeñamos en seguir estando en un lugar que a día de hoy no tiene razón de ser.
Aceptar nuestro pasado es aceptarnos a nosotros mismos, aceptar nuestros actos, nuestros aciertos y nuestros fallos, aceptar nuestras pérdidas o ganancias, aceptar todo lo que ha formado parte de nuestra historia.
Negar nuestro pasado es negar nuestras experiencias, nuestros recuerdos y una parte del quiénes somos hoy.
Es evidente que de unos actos estaremos más orgullosos que de otros.
Es evidente que unas cosas nos generarán un recuerdo más o menos bonito, pero al final, lo que ha sido ha sido, no podemos echar marcha atrás, ahora sólo nos queda seguir hacia delante.
Quedarnos estancados tampoco resulta útil.
Como dicen, no podemos leer el siguiente capítulo de nuestra vida si sólo hacemos que dedicar tiempo a releer el último.  ¿Para qué? ya está, déjalo pasar, suéltalo, llora lo que tengas que llorar, háblalo si lo necesitas, acude a un profesional, viaja, haz algo, lo que sea, pero no conviertas tu vida en un eterno lamento, no te dejes llevar por la inercia y la apatía centrándote sólo en aquello que pasó de un modo distinto a como hubieses deseado, no te hagas eso, seguro que no te lo mereces, seguro que si te lo permites podrás sorprenderte de nuevo al caminar hacia delante.
Aprende de ese pasado, no trates de cambiarlo pero aprende de él. Aprende todas las lecciones que te dé: no eres perfecto/a; las cosas no siempre son como uno desearía; a veces en la vida uno pierde; a veces en la vida uno se equivoca y luego tiene que cargar con las consecuencias… Todo lo que tenga que decirte tu experiencia es conocimiento para ti, ¡úsalo!
Perdona, a quien necesites perdonar, a la vida, a ti, a quién creas que se comportó mal, perdona todo lo que te ancla en el pasado porque hasta entonces no lo podrás soltar y seguirás viviendo como máximo a medias.
Tenemos que tener en cuenta que el pasado es un sitio de referencia, no un sitio de residencia así que para poder vivir en otros lugares, necesitaremos alimentarnos de curiosidad, amor hacia la vida y hacia nosotros, y sobre todo esperanza y compasión, creer en la vida y no culparnos más por lo que no nos agrada.
El pasado siempre va a estar ahí, no podemos borrarlo porque aparece en canciones, en lugares, en frases, en gestos, el pasado constantemente hace pequeñas apariciones, es por esto que no podemos borrarlo, (sería una meta irreal), necesitamos sin duda reconciliarnos con él, permitir que se pasee por nuestra vida cuando tenga que hacerlo pero tener claro que nosotros ya no vivimos allí
Que el pasado haga actos de presencia sólo quiere decir que lo has vivido. Y ahora ya da igual si te gustó mucho o poco. Ahora ya no importa si podías haber hecho algo distinto o si no, ahora ya no estás allí. Ahora tienes otros caminos que recorrer, si te lo permites, claro…

Para sanar una herida, hay que dejar de tocarla

By | Amor, Autoestima, Rumiación | No Comments

Para sanar una herida, hay que dejar de tocarla. Así es, ¿no?

Resulta complejo, todos sabemos que cuando algo nos hace daño, dejar de pensar en ello no es tarea fácil.

Somos conscientes de que para poder salir del bucle en el que estamos inmersos, necesitamos incluir otros pensamientos, hacer otras cosas, salir, activarse, sentirnos mejor al fin y al cabo, pero… ¡RESULTA TAN COMPLICADO!

Los pacientes dicen: la teoría me la sé, pero…

Sí, para poder sanar una herida, hay que dejar de tocarla, necesariamente.

Made with Square InstaPic¿Cómo empezamos a hacer eso? Aceptando la realidad, nos guste más o menos, la realidad es que es esa, no es otra. Aceptarla siendo realistas, no negativos, sino realistas, sinceros, ¿te duele? Sí, ¿Pero… es grave? No, ¡Ah!, ¿entonces sólo necesitas tiempo, no?, sí, supongo que si…

Si tenemos la clave para poder curarla, ¿por qué la infectamos? no tiene mucho sentido, ¿no?

Lo hacemos porque no es fácil, lo sé, (los psicólogos también vivimos experiencias que no son de nuestro agrado, ¿creíais que no?, pues sí, no estamos exentos de ellas).

Sabemos que en ocasiones pedimos cosas que resultan complicadas, pero, sabemos porque las pedimos, sabemos que son útiles, sabemos que curan, y nos encanta curar. Esa es nuestra devoción.

Para sentirse bien, uno tiene que tener la percepción y/o la convicción de que se quiere, se cuida, o por lo menos lo intenta, pero si tenemos una herida y la solución para ella, y no la empleamos, ¿creéis que sentimos que nos estamos cuidando bien?, la verdad es que no.

Aceptar una herida, implica muchas cosas, quizás perdonar a otro, o a nosotros mismos, aceptar que nuestros deseos no van a ocurrir, aceptar un final, llorar, enfadarse, despedirse, etc. No es fácil, lo sé, pero… y seguir tocándola, ¿lo es? no.

No podemos escapar de las desgracias, de las tragedias, de las heridas o de las malas experiencias, forman parte de la vida, pero lo cierto, es que las alegrías, el amor, las personas, las aventuras, los sueños, las ilusiones o los planes, también forman parte de la vida. Cuando algo nos duele, no somos conscientes de esas cosas, además es como que no queremos ni verlas, ni creer en ellas, pero están, la vida también las contiene, y aunque tengas una herida, tienes motivos para levantarte, para agradecer, para reilusionarte y para seguir fluyendo.

Toca las heridas que tengas, no las ignores, si no tampoco las estarás curando, dales tiempo, dátelo a ti también, todo pasa, SIEMPRE, pero no solo las toques a ellas, toca también otras cosas, observa otras fuentes, las partes sanas, seguro que las tienes, búscalas.

Si lo que quieres es que tu herida se cure, permíteselo, deja de tocarla y de infectarla, no la hagas más grande, airéala, sal a la calle, pide consejo, o trata de olvidarte de ella algunos momentos. Cambia tu foco de atención, préstaselo a otras cosas.

Mira al futuro con curiosidad, convéncete de que te curarás, de que en la actualidad, hay cosas en tu vida que son más importantes que esa herida, recuérdate que aparecerán de nuevo más aventuras maravillosas, se justo, no sólo observes el dolor, te  mientes cuando haces eso, se menos duro contigo mismo y con tu experiencia.

Necesitamos aprender que la vida no es un mar en calma, en ocasiones aparece el oleaje, y tenemos remos, no han desaparecido, podemos mantenernos a flote hasta que vuelva la calma, podemos y debemos, así que:  ¡adelante!

La mejor mercromina para las heridas del alma, es una autoestima sana, es encontrar el sentido de las experiencias que vivimos, es darse cuenta de que aunque acumulemos muchas, el sentido de la vida sigue siendo vivirla y que nosotros nos garanticemos vivirla bien.

¡Ánimo!