presente
Algo muy común en las parejas, son las quejas de lo que el otro podría darnos, pero parece que no nos da.
Muchas veces, en realidad el otro da mucho, o lo daría encantado, pero somos nosotros mismos los que no dejamos que dé, o no llegamos a apreciar que realmente sí que está dando pero que somos nosotros que no lo vemos.
Muchas veces esto nos ocurre porque pasamos poco tiempo en el presente, en lo que realmente está pasando, y nos centramos en cómo deberían ser las cosas, en nuestras expectativas.
¿Vemos «todo» lo que nos aporta nuestra pareja o nos centramos tanto en lo que no nos aporta que lo bueno no se aprecia?
En ocasiones, en consulta las parejas se dan cuenta de que su mente, se dirige tanto hacia aquello que esperan que ocurra y no ocurre, que el resto de las cosas no las ven, no las aprecian y eso hace que su sensación de frustración o de tristeza aumente.
Cuando yo actúo bien y tú no lo aprecias, cuando yo no obtengo ningún refuerzo por mi conducta adecuada, lo que se termina consiguiendo es que la probabilidad de que esa acción se repita sin duda sea menor.
Así que valora, ¿realmente no hay nada bueno en mi relación de pareja, o soy yo que no lo veo?, recuerda que «no hay mayor ciego que el que no quiere ver». Valora que tu pareja es mucho más que aquello que tú anhelas, que no sólo es lo que no da, sino también, y mucho más importante, lo que sí que da.
Céntrate en lo bueno y tendrás más bueno.
Da más bueno y tendrás más bueno.
Escucha mejor y te sentirás mejor.
Mira lo bueno y verás más y mejor.
Espera paciente y sé paciente. No podemos pretender cambios de hoy a mañana que se puedan mantener por completo en el tiempo, acéptalo.
Cuesta lo mismo mirar hacia un lado que hacia el otro, pero las consecuencias no son las mismas en absoluto, ni para nosotros, ni para nuestra pareja ni para la relación.
En nuestras manos está, y en nuestros ojos, y en nuestra mente, y en nuestro tono, y en nuestras palabras…
Yo empiezo ya mismo a declinarme por no mirar sólo lo que no hay, es más voy a tratar de centrarme solamente en lo que sí que es real, en lo que sí que puedo ver y sentir, ¿y tú?, ¿te animas, empiezas?.
Esta frase, completamente interesante desde mi punto de vista, la he construido con este formato de imagen con toda la intención. Me explico, a menudo acuden a consulta personas que se sienten cansadas, agotadas mentalmente, y suelen decir: «no se ni por dónde empezar», muchas veces, gran parte del problema radica en que no se da solución a los problemas, y finalmente, la persona se encuentra atrapada en un caos del que no sabe cómo salir, (como el de la imagen).
Para salir del desorden, tanto físico como mental, y de las emociones negativas que ésta inestabilidad implica, la persona debe pararse por un momento, analizar la situación y comenzar a priorizar y solucionar aquello que es realmente importante para lograr poner orden en su vida, parece fácil, lo sé, hacerlo ya es otro tema, pero la realidad es que existen métodos para lograrlo.
Lo adecuado en estos casos, es definir el o los problemas «reales» que hoy existen en su vida, y comenzar la búsqueda de soluciones para después, empezar a aplicar las que se ha valorado como más adecuadas.
Una vez realizado este proceso, la persona poco a poco, irá saliendo de ese caos en el que se encuentra, podrá comenzar a soltar aquello que le pesa, podrá liberarse de cargas innecesarias y ésto le permitirá comenzar de nuevo a fluir, irá poco a poco aumentando su bienestar y le ayudará a conectar de nuevo con el presente, ocupándose de los problemas y no tanto preocupándose por ellos.
Recomendación: «no dejes para mañana lo que puedas solucionar hoy», no postergues.
¡Cuidado! es importante diferenciar entre hoy y ahora, diferenciar entre un problema individual y un problema que incluye a otro/s, también hay que tener en cuenta la importancia de respetar nuestros tiempos y los de los demás, no decidir impulsivamente, pero tampoco evitar la toma de decisiones.
Después del uno, el dos.
¡Adelante!