consulta de psicología

Obstáculos en el fluir de las parejas

By | Amor, pareja, Terapia de pareja | No Comments

Sabemos que mantener un amor no es tarea fácil, el día a día, la rutina, los problemas, el estrés, la falta de tiempo, etc., se convierten en obstáculos para cultivar el amor en una relación de pareja.

Eso es cierto, completamente cierto, pero también lo es el hecho de que nadie nos obliga a estar en una relación de pareja y que al iniciarla ya sabíamos que implicaría esfuerzos, por no decir que nos comprometimos a hacer que funcionase.

Estar en una relación de pareja por estar, simplemente dejando pasar los días sin más, sin sorpresas, ni intimidad, ni pasión termina convirtiéndose en un calvario para ambos y sin duda acaba con la relación siempre que ambos tengan la fuerza para hacerlo, o siempre que no sean conscientes de que necesitan activarse y hacer cambios para que la relación no termine.

La indiferencia llega en forma de falta de intimidad y falta de momentos compartidos, en forma de falta de cuidados, sorpresas, afecto, mimos, dedicación y tiempo de calidad. Como decía, es cierto que mucho tiempo a veces no encontramos en el día a día, pero hemos de ser conscientes de que el tiempo está en función de nuestras prioridades y que la relación de pareja debe ser una de ellas. Cuando empezamos a sentir indiferencia por la relación y/o por el otro, o lo paramos y hacemos algo o al final la desilusión nos embriagará, cuando uno pierde el sentido de mantener ese compromiso, la cosa empieza a estar muy mal, uno está en una relación porque entiende lo que le aporta y eso le llena y le hace sentirse feliz, cuando pierdes ese sentido empieza la montaña rusa a ir sólo hacia abajo, cada vez más en picado.

Vuelvo de nuevo a la falta de tiempo, sí, quizás no podemos encontrar tiempo a diario para hacer grandes planes, pero, ¿cuánto tiempo se necesita para decir te quiero? ¿o para preguntar qué tal te ha ido el día y escucharlo atentamente? ¿cuánto tiempo se necesita para dar algún beso, abrazo, caricia o mirada cómplice? ¿cuánto tiempo se necesita para poner una vela en la cena o abrir un vino aunque sea lunes? ¿Cuánto tiempo se necesita para dar algún pequeño detalle a la relación de pareja?

Made with Square InstaPic

No nos engañemos, el amor inicial no lo puede todo, las relaciones de pareja que funcionan son aquellas que entienden que el amor como decía Erich Fromm es un arte y como tal, hay que practicarlo y perfeccionar la técnica para que el resultado siempre sea una gran obra.

Si hace tiempo te importó la persona que tienes al lado recuerda qué te enamoró de ella y piensa en cuántas de esas cosas aún siguen presentes hoy en ella. Si descubres que aún te importa, sentaros y hablar de la necesidad de cultivar de nuevo vuestra relación, plantearos cambios y no los pospongáis, el tiempo vuela, la oportunidad de mantener ese compromiso la tenéis en el ahora.

Si tienes una relación de pareja y sientes que empiezas a sentir indiferencia por la otra parte o tú mismo, detente, escucha esas señales, no dejes que la desilusión se apodere de ti, es normal pasar por etapas de mayor o menor amor hacia uno mismo, el otro y la relación, eso no siempre es sinónimo de que la cosa vaya mal.

El amor no lo puede todo, pero la suma de las ganas, la actitud y el amor pueden generar maravillosos cambios en tu vida.

¡Ánimo, a por ellos!

 

Hazlo, en realidad van a criticarte igualmente

By | ansiedad, Autoestima | No Comments

Es curioso cuántas cosas haríamos y no hacemos por el qué dirán, cuántas personas hay que no fluyen por lo que otros puedan pensar de ellas, cuántos de nosotros quisiéramos decir cosas que no decimos y que quizás nunca diremos por lo que otros, desconocidos o no, puedan interpretar de nosotros. Nos da miedo que nos juzguen, que analicen si están bien o mal nuestros pensamientos, emociones o conductas.

Sin duda no está del todo mal pensar en los otros, lo cierto es que podemos aprender de ellos y con ellos, no hay ningún problema tampoco en que en ciertas ocasiones adaptemos nuestra conducta en base a quién tenemos delante, no es lo mismo estar con un amigo o con nuestra pareja que en una entrevista o con un jefe, pero en cualquier caso, lo cierto es que no estamos en la mente de los otros, no podemos controlar lo que pueden llegar a pensar, y nunca llueve a gusto de todos, es poco probable ser perfecto para todas las personas, que a todos gustemos y que siempre acertemos en nuestras elecciones.

En nuestra consulta de psicología se ven muchos casos de fobia social, muchas personas con miedos en las relaciones sociales, con inseguridades o con una autoestima inestable. La fobia social es, después de la agorafobia-pánico, el segundo trastorno de ansiedad más frecuente.

La fobia social es un miedo irracional y desproporcionado a distintas situaciones que implican interacción social. Las personas que lo padecen están convencidas de que su conducta será inadecuada o ridícula. Cuando tienen estos pensamientos, surgen distintas respuestas fisiológicas que les desagradan, sienten calor, rubor, tensión, temblor, sensaciones en el estómago, mareo, ganas de orinar, etc., su nivel de ansiedad cada vez es mayor.

Puesto que afrontar una situación con esos pensamientos y esas sensaciones no resulta ni fácil ni agradable, a menudo empiezan a intentar controlarlas a toda costa, piensan antes de acudir qué dirán o qué harán, dónde se sentirán más cómodos y dónde no, qué ponerse para que el sudor no se note, etc., a estas estrategias se las llama conductas de seguridad, y sirven «aparentemente» para que los demás no sean conscientes de lo que está pasando realmente por su mente o su cuerpo.

Made with Square InstaPicSi tienen alguna experiencia negativa incluso con conductas de seguridad, o simplemente ellos así lo perciben, comienzan a evitar exponerse a las situaciones sociales a toda costa, cuando dicen no, sienten calma, y eso les hace sentir bien, al menos en el momento presente. El problema está en que con el tiempo, cada vez evitan más situaciones y sus miedos van en aumento, además, cada vez consideran más ciertos sus pensamientos irracionales, cada vez tienen mayor credibilidad y su sentimiento de indefensión a la hora de poder controlar esas situaciones aumenta, sienten que hagan lo que hagan, irá mal, pensarán mal de ellos.

Hay casos de ansiedad social en los que la persona ha vivido alguna experiencia negativa previa en la que alguien ha juzgado sus pensamientos o sus acciones, pero también los hay que no han vivido ninguna situación incómoda, a veces es sólo que siempre han sido tímidos o en casa les han inculcado lo importante que es el «qué dirán», o han comenzado a pensar en lo terrible que sería si alguien pudiese pensar de ellos de forma negativa porque su conducta fuese inadecuada, lo han pensado una y otra vez, han comenzado a evaluar su conducta en las interacciones sociales, a enjuiciarla y criticarla, y al final, realmente sienten que lo que temen que ocurra, terminará sucediendo. A menudo, piensan que no sabrán que decir, que lo que dirán estará mal expresado, que no les entenderán, que se quedarán en blanco, que tartamudearán, que pensarán que son «raritos» o un «coñazo», que nadie hablará con ellos, que lo que digan no interesará, etc.

Los problemas de ansiedad social tienen gran impacto en el bienestar de las personas que la padecen, por una parte, soportan altos niveles de ansiedad, viven estresados por lo que pasó, o puede llegar a pasar.

Además, al sentirse poco o nada capaces de enfrentarse a las situaciones que temen, sus pensamientos devaluativos sobre ellos mismos aumentan, con lo que su autoestima se ve muy afectada, piensan que son aburridos, débiles, inseguros, inútiles, etc. Hay casos en los que padecer este problema durante un largo periodo de tiempo puede provocarnos depresión, también hay casos en los que la depresión nos lleva a tener ansiedad social, puesto que nosotros pensamos mal de nosotros mismos, entendemos que los demás pensarán lo mismo.

Cuando nuestra autoestima empieza a disminuir o a ser muy inestable, empiezan los problemas de estado de ánimo, cada vez tenemos menos ganas de hacer cosas, y nuestro nivel de disfrute puede verse afectado. En muchos casos, hemos de ser conscientes de que una parte de su autoestima la construyen en base a lo que otros hacen y ellos no son capaces de hacer, (o creen no ser capaces de hacer), hemos de recordar que la autoestima no es comparativa, (o por lo menos no debería serlo), la autoestima tiene que ver con uno mismo independientemente de los demás.

Los principales tipos de pensamientos en fobia social son los siguientes:

  • Sobre la propia actuación: No sabré qué decir, no me entenderán, no podré construir una sola frase con sentido, etc.
  • Sobre la percepción de los demás de nuestra actuación: se darán cuenta, daré la nota, sabrán que lo estoy pasando fatal, etc.
  • Sobre el juicio negativo de los demás: Pensarán que no tengo ni idea, que hago el ridículo, que cómo se me ocurre, etc.
  • Sobre ser rechazado: Empezarán a evitarme, no me tendrán en cuenta, dejarán de contar conmigo, me despedirán, etc.
  • Sobre autodesprecio: Lo mío no tiene nombre, qué ridículo soy, esto no se me va a pasar nunca, no sirvo para nada, etc.
  • Sobre reacciones de ansiedad visibles: se nota que tiemblo, ¡qué vergüenza cada vez sudo más!, mi pulso me delata, no podré disimular el rojo de la cara, etc.

Las personas que sufren fobia social empiezan a llenarse de pensamientos anticipatorios sobre lo que sucederá, a criticarse por lo que deberían haber hecho y no hicieron y a limitar sus interacciones sociales, cada vez reducen más su círculo. Convivir con tanto pensamiento negativo, sin duda afecta a nuestro estado de ánimo y a nuestra visión del futuro.

El tratamiento de la fobia social tiene muy buenos resultados y las personas que se enfrentan a sus miedos abandonan el problema y lo eliminan de sus vidas, si te sientes así, no dudes en acudir a un psicólogo para que te ayude con ello.

Lo cierto es que personas que vayan a criticar nuestra conducta siempre van a existir, personas a las que no vayamos a gustarles también, así que, haz lo que quieras hacer, independientemente de ellos, no puedes controlar lo que pensarán, pero si lo que tú pensarás.

Si nada cambia, nada va a cambiar

By | Aceptar la realidad, Autoestima, Cuidarse a uno mismo, Locus de control, Rumiación, Solución de problemas | No Comments

Hacía tiempo que no leía un libro tan pequeño y tan útil como el de “No hay problemas, hay soluciones” de Virgile Stanislas Martin, os lo recomiendo.

Después de leerlo, he seleccionado varias partes y de ellas junto con mis reflexiones haré distintos artículos para el blog, espero que os gusten y os resulten tan útiles e interesantes como a mí.

“Cada uno se crea su propia realidad y luego se pasa el tiempo lamentándose de ella.

¿Te has dado cuenta de que si el bizcocho no sube siempre es culpa del horno?

Si es que somos, todos, víctimas inocentes”

 

En psicología, a esta forma de interpretar un suceso la llamamos locus de control externo, (Rotter, 1966), y hace referencia, a cuando una persona percibe que un evento externo ha ocurrido de forma independiente a su conducta. Este concepto, es importante desde el punto de vista de que si una persona piensa que lo que ocurre a su alrededor no depende de él/ella, es posible que no actúe para cambiarlo. La sensación de paralización y de indefensión que genera el sentir que no podemos controlar un evento, nos inhabilita para alcanzar nuestras metas.
A menudo, buscamos a alguien que nos resuelva el problema, “lo necesitamos”, ¿por qué no sube el bizcocho?, pero lo cierto es que el bizcocho ya no va a subir, nadie podrá hacerlo subir, nos quedará sólo aceptar la realidad del mejor modo posible y seguir buscando nuevas soluciones, o simplemente seguir, aceptando que hoy, no hay de merienda bizcocho a no ser que vayamos a comprar uno o hagamos de nuevo otro.
Cambiar la visión, salir del por qué, es lo que Virgile Stanislas llama crecer, o disolver el problema, a veces sólo nos queda esa opción para resolverlo, (el bizcocho, si no ha subido ya, no subirá, qué le vamos a hacer).

2307876
Virgile Stanislas hace uso de muchas metáforas maravillosas, hace un momento nombraba la del bizcocho, también hace un buen uso cuando compara el fuego de una chimenea, con la manera en que las personas interpretamos los problemas y les buscamos soluciones. Explica que las personas solemos caer en dos errores lógicos a la hora de resolver problemas:
1. Saber quién ha encendido el fuego y cómo lo ha hecho no nos ayudará a apagarlo.
2. Si el fuego continúa ardiendo, a veces durante años después de haberse encendido, es porque alguien le va echando leña, y esa persona… eres tú.
La conclusión de estos errores es que si nada cambia, nada va a cambiar: si sigues echando leña al fuego, el fuego no se va a apagar.
Cuando la realidad empieza a no gustarnos, lo primero que solemos hacer es preguntarnos por qué, usamos el primer error lógico.

Este tema suelo hablarlo en mi consulta de psicología, me sigue resultando curioso, pero es enormemente cierto, lo hacemos. Una de las frases más repetidas en los despachos de psicólogos es: ¿por qué?, no lo entiendo.

Cuando algo nos hace sentir mal, algo no nos ha gustado, o algo no ha salido como deseábamos o esperábamos solemos buscar la causa del problema, pensamos que así lo entenderemos mejor y eso nos ayudará a encontrar la solución. Virgile Stanislas explica como la escuela ha influido en ese aprendizaje, en esa manera de hacer que todos tenemos, en matemáticas o en física nos enseñaron que al entender el problema lo resolvíamos, pero amig@s, la vida no es ni física ni matemáticas, no responde a leyes exactas, no siempre sigue el mismo patrón.
Cuando un problema sólo depende de nosotros mismos, (hacer régimen o deporte por ejemplo), cuando sólo nos necesitamos a nosotros mismos para buscar una solución el tema no es tan complicado, ahora bien, cuando hablamos de problemas humanos, de problemas relacionales el tema ya se complica. Nos relacionamos con otras personas, y eso hace que un problema pueda tener repercusiones en otros, o que necesitemos de la aportación de otros para resolverlo.
Virgile Stanislas nos dice que en esos casos, hay que pasar de la lógica analítica y causal a la lógica sistémica e interactiva, o lo que es lo mismo, de nada sirve ir hasta el origen del problema, (quién encendió el fuego y cómo lo hizo), lo importante es preguntarse quién lo mantiene encendido ahora (quién sigue echando leña al fuego) y cómo resolver el tema (cómo apagarlo).2307879
Hace una distinción entre problemas complejos y complicados. Complejos quiere decir compuesto por múltiples elementos, y complicados de difícil resolución.
Virgile Stanislas, nos invita a imaginarnos a una persona que está en mitad de un río, con el agua por las rodillas, y comenta que de nada le va a servir ponerse a reflexionar sobre si el agua sube, si se está hundiendo o si el cauce aumenta. Lo urgente es llegar a la otra orilla, recular no le va a servir de nada. Con este ejemplo nos lleva a otra metáfora: los problemas son como transiciones que nos llevan de una orilla a otra (salvo que el miedo o las dudas nos inmovilicen).
El primer error lógico, (saber quién ha encendido el fuego y cómo lo ha hecho no nos ayudará a apagarlo), nos provoca una parálisis mental: cuanto más intento comprender un problema, menos consigo resolverlo.
La segunda respuesta que solemos tener cuando detectamos un problema es la de buscar un culpable, así no tenemos que responsabilizarnos de nuestra vida, mejor hacemos responsable a otro de los errores, (volviendo al locus de control externo). Aquí entra en juego el etiquetado de la víctima: “¡Yo no he sido!, ¡ha sido él!”, y problema resuelto, que otro se encargue, de este modo, nuestro ego queda bastante intacto, ahora bien, nuestro aprendizaje… limitado. Hay personas que por medio de responsabilizar (o más bien culpar) a otros de sus problemas no los resuelven, (lo/a dejaría, pero… por mis hijos/as, cambiaría de trabajo, pero por mi madre/padre/compañeros de trabajo, etc.), no olvidemos que nuestra vida es nuestra, y si nuestros problemas son humanos, sí o sí tendremos una parte de responsabilidad y una parte por lo tanto en la que poder ejercer cambios.
De nuevo, Virgile Stanislas nos regala otra metáfora para referirse al segundo error lógico, en este caso se trata de la metáfora de la flecha de Buda:
Un hombre es herido por una flecha envenenada. Sus amigos y parientes lo llevan a un cirujano pero el hombre dice: “no dejaré que me quiten la flecha hasta que no sepa quién me ha herido, cuál es su casta, cuál es su nombre, quién es su familia, cuánto mide, de dónde es, con qué clase de arco me ha disparado, qué cuerda y qué pluma usa y de qué manera está hecha la flecha”.
No diremos cómo terminó el hombre… bueno sí, sin respuesta a todas sus preguntas y sin vida, quitar la flecha y curar la herida era la mejor y más útil solución, pero él quiso priorizar otras soluciones
Este segundo error crea un nuevo problema: Cuanto más acuso a los demás, menos acepto la responsabilidad actual de cambiar.

Menos es más

By | Autoestima, Confianza en uno mimso, Cuidarse a uno mismo, terapia psicológica | No Comments

Menos es más, mis pacientes en la consulta de psicología saben que siempre insisto con «después del uno, el dos», «poco a poco».

Creo en ello, y es porque soy consciente de que en ocasiones no vemos camino, o creemos que en estos mome10659389_277273985816661_1442560409755659292_nntos no tenemos fuerzas para recorrerlo y llegar a nuestra meta, pero sin duda, parados seguro que no conseguiremos ni ver caminos, ni coger fuerzas para alcanzar lo que nos propongamos.

Así que como suelo decir en la consulta, las fuerzas no caen del cielo, tenemos que ser conscientes de que a lo largo de nuestro día, hacemos miles de cosas con ganas o sin ellas, sólo porque sabemos que hacerlas será bueno para nosotros.

Madrugamos, normalmente no por gusto, y menos en invierno, pero lo hacemos porque debemos ir a trabajar, o llevar a los niños al colegio, etc. Limpiamos la casa, normalmente no por gusto, sino porque si no lo hacemos se convertirá en un basurero, y no queremos vivir así. Lavamos la ropa, la tendemos y la recogemos del tendedero, y tampoco lo hacemos por gusto, pero no queremos ir manchados ni oler mal.

Hacemos cientos de cosas a lo largo de nuestra vida con ganas o sin ellas porque somos conscientes de que hacerlas es mejor para nosotros, ¿por qué no forzarnos a hacer cosas por mejorar nosotros aunque no tengamos ganas, sólo porque sabemos que será bueno para nosotros?

Sin prisa pero sin pausa, pensando en el largo plazo pero entendiendo que éste, se construye desde el aquí y ahora.
¡Ánimo chic@s, se puede!

Recordad: caminante no hay camino, se hace camino al andar.

O aportas o te apartas

By | Amor, Cuidarse a uno mismo, pareja, Relaciones personales, Terapia de pareja | No Comments

Este mensaje, dicho de otro modo, ya lo he comentado en otros momentos, y es que no puedo estar más de acuerdo.
12039764_391809291029796_7174066134432610348_n

Las relaciones, sean como sean, de amistad, de pareja, de familia o de trabajo, se mantienen, entre otras cosas, por un intercambio de reforzador. Tú me das-yo te doy, tú recibes-yo recibo.

Las relaciones, no pueden sostenerse en el tiempo siendo sólo una de las partes la que entrega, porque al final, todos necesitamos afecto, atención, escucha activa, un bastón que nos sujete cuando nos sentimos débiles, alguien que nos ayude a buscar soluciones cuando nosotros no las vemos, etc.

No es cuestión de dar EXACTAMENTE LO MISMO, pero sí debe haber un sentimiento de equidad, de no ser el único interesado porque la relación funcione, de no ser el único que se implica y que da para que se progrese.

Nadie nos obliga a estar dónde no queremos estar, si no quieres aportar, apártate.

Y nadie nos obliga a estar con alguien que no nos aporta, por lo tanto, si sientes que no te dan lo que crees que mereces, plantea cuáles son tus carencias y busca soluciones conjuntas con la otra parte para cada uno de los problemas.

Una vez planteadas las soluciones, empezar a ponerlas en práctica, tener en cuenta si realmente esas soluciones pueden aplicarse, sino, buscar otras, pequeños pasos que vayan generando cambios, pero sal, cambia, no te quedes dónde no te sientas bien.

Si eso no ocurre, si la otra parte no está dispuesta a dar, apártate.

En la vida uno debe cuidarse a sí mismo, SIEMPRE, y ese cuidarse pasa por no conformarse con cualquier cosa e implicarse en el logro del bienestar propio.

¿Estás en una relación de pareja? ¡Bienvenido al esfuerzo eterno!

El amor, entendido de cualquier modo, en pareja, amistad, etc., no se mantiene solo, hay que cuidarlo, hay que regarlo, hay que mimarlo, atenderlo y sobre todo hay que prestarle atención, en ocasiones, en la consulta de psicología, los psicólogos vemos que en realidad, el problema no está en que no haya amor en la pareja, sino que el problema reside en que no lo observan, no son capaces de apreciarlo, de valorarlo, de sentirlo, de conectar con él.

¿El amor ya no te sale solo?, ¿ya no te nacen esas acciones que antes te salían de forma espontánea?, ¿y?, me pregunto yo, no importa eso, lo que importa es que si has decidido estar en un lugar con alguien a quién aprecias, debes entender que las ganas hay que sacarlas de dónde sea, porque si has decidido estar ahí, debes ser consciente de tus responsabilidades para que esa relación sea buena, sana y placentera.

El enamoramiento no es eterno, va desvaneciéndose (por suerte), y aparece otro tipo de amor, uno más sano y real, en el que ves a la persona en su conjunto, con todas sus caras, si después de esa etapa inicial sientes que esa persona no es para ti, vete, (te despides previamente, y te vas), pero si sigues pensando que muchas de sus virtudes te fascinan, no las olvides, míralas de vez en cuando y hazle saber a tu pareja cuanto te gustan.

¿Quién ha dicho que en la vida como en el amor sea todo fácil?

Aún así, ¿quién dice que no valga la pena vivir todo este potaje de emociones y sentimientos?

¿Te gusta que te den afecto y atención?, pues es fácil, al otro también le gusta, cuida lo que tienes, dale su valor, no te lamentes luego de lo que deberías haber cuidado y no cuidaste.

Tiempo para reencontrarse con uno mismo

By | Autoestima, Terapia de pareja | No Comments

Todos hemos tenido desengaños y pérdidas que nos han provocado tristeza, desgana o desesperanza por la situación en sí, por cómo han ido las cosas y por cómo las hemos vivido y gestionado nosotros mismos.

Hay veces que no nos reconocemos, ¿cómo puede ser que yo actuase así?, ¿cómo puede ser que permitiese eso?, ¿cómo puede ser que todo y que no era feliz insistiera e insistiera?
Los que hemos vivido eso, sabemos que pasado el tiempo, pasadas las emociones propias de lo tóxico, las emociones fuera ya de esas relaciones o de esas épocas vuelven a cambiar, a estabilizarse o a mejorar.

Con el tiempo, si hacemos una buena gestión, de nuevo recuperamos la capacidad de ver las cosas con perspectiva, y a partir de ese momento empezamos a ser conscientes de que la vida, al no cumplir o no hacer posibles nuestros sueños de entonces, nos hizo un favor inmenso.

Qué maravilla cuando uno hace «click» y entiende que no prolongar un viaje a ninguna parte es una brillante idea y una inmensa suerte.
Paciencia, hay que reconocer las emociones, entenderlas, ser conscientes de que no desaparecen de un día para otro, necesitan un tiempo para recuperarse como lo necesitamos nosotros para recuperarnos.

Hay que tener en cuenta que aunque sepamos que volver ahí no es buena idea nos asaltaran las dudas, pero tendremos que ayudarnos volviendo de nuevo a verlo con perspectiva ¿si te lo contase un/a amigo/a que consejo le darías? ahora dátelo a ti mismo y trata de cumplirlo tanto como puedas.

Cuando somos «mentalmente sanos» tenemos la capacidad de borrar lo negativo más o menos pronto, y por lo tanto, tendemos a recordar con mayor facilidad lo bueno, y eso nos vuelve a generar dudas de nuevo. Conectamos con los recuerdos sanos de la experiencia pasada y nos llegamos a cuestionar por qué no estamos aún allí, por qué decidimos alejarnos.

En la consulta de psicología que tengo en Valencia, en estos casos de rupturas de pareja o de amistad, suelo recomendar a los pacientes coger papel y lápiz y escribir todo lo que no les gustaba de la relación, todo aquello con lo que no estaban conformes, todo lo que les hizo decidirse por terminar la relación o cambiar de rumbo, ésto resulta útil, sobre todo para aquellas personas que no tienden a ser orgullosas o rencorosas, las que pronto sueltan lo malo de la experiencia y que por lo tanto corren el riesgo de volver a mantener contacto con esa persona que no les hacía bien.

Todos, en alguna etapa del duelo tenemos momentos de debilidad en los que nos vuelven las emociones negativas con mayor intensidad, momentos en los que nos asaltan las dudas del si habré hecho bien o no, etc. En esos casos, recordar el sentido que para uno tenía esa separación puede sernos de gran ayuda.

post-tiempo-para-reencontrarse

Los corazones sanos, siempre sanan

By | Amor, Autoestima | No Comments

Esta imagen, nos invita a hacer una buena reflexión acerca de cómo la mente sana, termina guardando lo bueno de la experiencia, porque es casi imposible que cualquier historia de nuestro pasado no contenga momentos que nos hicieron felices.

Todo pasa, todo cambia y todo llega, a veces en la consulta de psicología nos preguntan: ¿se me pasará algún día esto verdad?, y sí, todo pasa, y si haces porque pase, aún más.

Una mente sana, no puede vivir eternamente con rencor, con decepción, con odio, con inseguridades o con desconfianzas.

Una mente sana, acepta las situaciones vividas y la realidad actual dejando ir todo lo que le resta energía y vitalidad.

Una mente sana, necesita soltar, liberarse del peso para comenzar de nuevo con todas las ganas, y ese trabajo es de uno mismo y no sólo del tiempo, éste ayuda, pero no es la panacea.

En la clínica de psicología que tenemos en Valencia, muchas veces nos preguntan ¿cómo puedo hacer para que no me afecte esto, o aquello? ojalá los psicólogos tuviésemos una respuesta única, concreta, con un sólo paso a dar para liberarse del dolor, pero lo cierto es, que hay muchos cambios que necesitan un trabajo en el tiempo.

post-los-corazones-sanos-siempre-sanan

Hay que cuidarse a uno mismo, hay que contribuir con nuestra mente, hacerla cada vez más sana y libre de sentimientos tóxicos que nos restan energías, hay que deshacerse de los frenos que nos impiden sentir de nuevo con nuestra verdadera esencia, hay que volver a confiar en la vida, en las personas y en el amor, y eso, de nuevo es un trabajo nuestro, personal, en el que tenemos que implicarnos de forma activa.

La vida es una maravilla y algunos tenemos la inmensa suerte de poder vivirla mucho tiempo y de contar en ella con personas valiosas, sin duda tiene momentos no tan buenos, pero enquistarse en ellos no es cuidarse a uno mismo.

¡Libérate y vive!