Category Archives: Terapia de pareja

No desear para nosotros cualquier cosa…

By | Terapia de pareja | No Comments

Muchas personas se cuestionan qué hacer para que alguien vuelva a su lado, es evidente que en algunos casos la persona que se ha alejado de nuestra vida puede que lo haya hecho porque en su día nosotros no la estábamos valorando como merecía, en esos casos, entiendo que uno/a se plantee en un momento inicial qué hacer para intentar remediar ese despiste del pasado. Lo entiendo, y hay maneras de intentar rectificar, y tiene sentido tratar de llevarlas a cabo. Aunque también es verdad que eso debemos hacerlo si a día de hoy tiene sentido para nosotros intentarlo, no sería lógico mantener a alguien a nuestro lado sólo por no sentirnos solos o perdidos.


Una vez puestas en marcha todas nuestras armas para intentar recuperar esa relación, si la persona no accede a nuestras propuestas no nos tocará nada más que aceptarlo y seguir hacia adelante con nuestra vida, aprender de la experiencia y perdonarnos, tener compasión y no culparnos por los errores del pasado.
Ese es un caso en concreto, pero hay otros, en los que la persona quiere recuperar una relación en la que la otra persona no la valoraba lo suficiente, casos en los que la persona que se aleja lo hace no por cómo se ha comportado o dejado de comportar la otra persona sino simplemente porque quién es no le llena lo que espera para mantener una relación. En esos casos aunque nosotros hayamos dado lo mejor de nosotros no somos lo que la otra persona espera.
Hay veces en las que por mucho que podamos ser maravillosos no despertamos en alguien los sentimientos necesarios para que nos elijan, nos agrade o no, lo compartamos o no, nos haga daño o no ocurre. A veces somos la persona no elegida y otras veces somos nosotros quienes rechazamos la compañía de alguien. Como siempre digo, en la vida a veces somos cuchillo y otras herida, hay que aceptarlo como parte de la experiencia vital.
Cuando nos toca ser la herida, cuando somos nosotros los que vivimos ese rechazo nos guste más o menos nos toca trabajar en la aceptación, seguir con nuestra vida y enfocar nuestras energías en el día a día, en cuidarnos y en darnos el tiempo necesario pero sin parar de caminar hacia delante.
Muchas veces en ese caso la persona sólo se centra en cómo hacer para recuperar a la persona que ha decidido libre, voluntaria y conscientemente marcharse y, lo lamento, pero su propósito no parece tener mucho sentido, por no hablar del daño que esa meta puede ocasionarle.
Si nos dejan necesitamos trabajar más que nunca nuestra autoestima, no creer que somos poco valiosos porque alguien ha elegido seguir sus pasos sin nosotros como acompañante. Necesitamos valorarnos, desearnos lo mejor, confiar en nosotros, en la vida y en el tiempo y mirar hacia delante. Dicen que si te vas y no te detienen tienes que seguir caminando porque es evidente que has tomado una buena decisión. Perder a alguien duele, lo sé, a los psicólogos también nos pasa, pero sin duda duele mucho más perderse a uno mismo por querer recuperar a alguien que ha decidido irse.
Hay que quererse hasta que no cualquier compañía nos sirva. Quererse hasta que mendigar amor no entre en absoluto en nuestros planes.
Quererse hasta que sólo queramos compartir nuestro amor con aquellas personas que nos eligen porque no dudan de nuestro potencial.
Si sigues anclado/a a quién se fue, ¿a qué esperas para trabajar tu autoestima?

Las rupturas….

By | Terapia de pareja | No Comments

Las rupturas de pareja… ¿Cómo empezar este artículo?

Las rupturas duelen, las rupturas forman parte de la vida, las rupturas enseñan,…

Las rupturas son una MIERDA. La verdad es que sólo se me ocurre usar una palabrota para definirlas en una palabra, lo siento, pero los que me conocen saben que a veces enfatizo con ellas, (nadie es perfecto…) ?.

Existen distintas rupturas, no todas comparten el mismo escenario y por lo tanto no todas se viven igual ni generan las mismas consecuencias en las personas. Unas tienen más impacto que otras en nuestros sentimientos, no nos costará lo mismo superar una que otra.

Diferentes contextos de rupturas:

  • Ambas personas sienten, con calma y cariño, que es mejor no seguir con la relación, que ya no encuentran el sentido en mantenerla y que alejados como pareja la vida les irá mejor.
  • Ambas personas se sienten ya muy alejadas como pareja pero sólo de pensar en separarse les dan los siete males. Ya no tienen cosas en común, ya no saben lo que es la pasión si no es por las películas o los libros que puedan tener entre manos, ya no saben si su pareja es su pareja o; su compañero/a de piso, su amigo/a, su primo/a. No piensan en romper, pero en su interior saben que lo que tienen no es lo que esperan de una relación de pareja.
  • La pareja ha dejado de respetarse y de prestarse atención y cuidados, aunque antes lo hicieron, y mucho, se amaban, hoy se sienten incapaces de ver en el otro algo positivo. Cuando sientes que tu pareja saca lo peor de ti pero ahí estás. Ahora siguen por el pasado en común pero el presente les destroza, (como diría mi amiga Ana, malviven de rentas antiguas).
  • Una de las personas está locamente enamorada de la otra, pero ese sentimiento no es recíproco, y se nota día a día, un sin vivir con mucho sufrimiento por ambas partes. “Me encantaría quererte más pero no sé cómo”, vs. “Necesito que me quieras de nuevo más pero no sé cómo hacer para reenamorarte”. Una tortura china.
  • Una de las personas está locamente enamorada de la otra y no tiene ni la más remota idea de que la otra parte no siente en absoluto lo que sentía, no hay muestras en el día a día de ese cambio emocional, no se nota nada raro, así que el enamorado vive en una película, como en el Show de Truman, sin saberlo. Su pareja se muestra atenta, cariñosa, detallista, comprometida, pero guarda muchos secretos que tarde o temprano saldrán a la luz.
  • Una de las personas está encantada en su relación pero de pronto descubre que su pareja tiene un/a amante y/o una doble vida. Bomba nuclear.
  • Una de las personas está feliz en la relación y la otra le está haciendo la muerte lenta sin reconocerlo, cada vez le/la llama menos, le/la visita menos, le/la besa menos, etc. La persona cada vez dice tener menos tiempo para la relación, (curiosamente no hay ningún cambio en su día a día, no hay aumento de horas en el trabajo…, pero ahora no tiene el tiempo que antes sí que tenía). Lo peor de todo es que aunque sabes que te están haciendo la muerte lenta la otra persona no lo reconoce y gira la tortilla, eres tú que te estás rallando. Comienzo de la locura.
  • Una de las personas tiene que cambiar de residencia por trabajo, antes de ese cambio, “todo parecía estar bien” entre ellas. Como dicen la distancia hace el olvido, aprendemos a vivir sin el otro, a no necesitar ya su compañía, su afecto, su opinión, etc. y de pronto, pasa el tiempo, se vuelve a la situación inicial y ¡BOOM! Ya no sabemos por dónde empezar para sentirnos cómodos. Te añoraba, pero ahora sacar tiempo para ti o para tener relaciones se me hace cuesta arriba. Bienvenido a la nueva realidad.
  • Estábamos conociéndonos, todo pintaba bien, y de pronto, hemos empezado a darnos de cruces con la realidad, parecía súper pero tiene unas cosas tan raras y que me gustan tan poco… el príncipe azul era azul de tanto estrujarse para parecer otro que en realidad no es. Cuando ya se ha relajado ha perdido todo su encanto, nos hemos enamorado de un ideal que nos ha vendido y que en realidad nada tiene que ver con la persona con la que estamos. Empieza la duda; “Antes era así, ¿será que pasa por un mal momento?” “¿Será que verdaderamente no es así?” “Si ha sabido gustarme será que puede ser así, y si vuelve a serlo y me arrepiento de terminar la relación?” Empieza la rumiación obsesiva.
  • Hemos tenido una relación buena durante años y de pronto descubrimos que la persona con la que estábamos no es lo que nos había vendido, es un ser terrible que es capaz de lo peor. Nos enteramos de algo muy grave que ha hecho la persona con la que hemos compartido la vida durante años. (Abusos, robos…). De película de terror.
  • Hemos tenido una relación estupenda durante años y de pronto nuestra pareja nos hace saber que en realidad es gay, que lo ha escondido durante años, básicamente hasta que los hijos se independizasen y que ahora se va a vivir la vida con su nueva o antigua, pero escondida, pareja gay. Otra bomba nuclear.
  • Las cosas han empezado a ir “mal”, una de las partes sabe que todas las parejas pasan por ciertos momentos, la otra, decide terminar la relación y lo comunica por mensaje o con una llamada de teléfono, niega la posibilidad de hablarlo cara a cara o de intentar resolverlo.

Así, sin pensarlo demasiado, se me han ocurrido estos escenarios, seguro que hay más pero con estos ya puedo seguir con el propósito de mi post.

Sea por el motivo que sea, la ruptura existe, la vamos a tener que vivir y nos va a doler, sí, nos va a doler nos dejen o dejemos, y nos va a doler en todos los sentidos; físico, emocional y psicológico.

Se ha demostrado que las rupturas sentimentales duelen a nivel físico, no parten corazones en pedazos pero duelen. Se investigó en personas que miraban fotos de sus exparejas y se activaban las zonas del dolor, se liberan hormonas del estrés. Además duelen porque alteran nuestros ritmos habituales de sueño, digestión o alimentación, estamos agotados, como si nos hubiesen dado una paliza, desganados, nuestro sistema inmune se ve afectado. Nos convertimos en adictos, nos falta ese estímulo que aumentaba nuestra dopamina, (hormona relacionada con el enamoramiento, el placer y la satisfacción), nos faltan los besos, las caricias, los abrazos, la risa, la compañía y sobre todo esa “calma” que nos da saber que estamos acompañados en todo momento. En las rupturas nos volvemos obsesivos de todo aquello que hemos compartido con la que ha sido nuestra pareja y con la idea de que ya no compartiremos más cosas con él/ella.

Decía que las rupturas son una mierda por eso, porque sin duda vamos a tener que dedicar un periodo al malestar y son pocos los que encuentran el placer en esos estados transitorios, yo no, desde luego. Evidentemente si una ruptura se ha dado es porque tenía que darse, (aunque ahora no podamos entenderlo), y eso siempre es un regalo de la vida, con el tiempo lo veremos así habrá que tener paciencia, pero hasta entonces, hasta que entendamos que lo que pasó, pasó, tendremos que vivirla, sentirla, llorarla, negarla, odiarla, curarla y superarla. Nos guste o no esa será nuestra tarea y sin duda cuanto antes nos pongamos manos a la obra mejor, son nuestra calma y nuestro bienestar los que están en juego.

Es bueno que sepáis que las rupturas se superan, solemos sobreestimar el tiempo que tardaremos en superarlas, pero al final si seguimos con nuestra vida superamos las rupturas mucho antes de lo que pensábamos en los momentos iniciales. Se pasan, sí, de pronto uno/a despierta y ya no sabe cuántos días hace que ya no añora, ahora solo vive el presente, incluso puede que de nuevo esté empezando a sentir el amor por otra persona.

Las rupturas se superan, pero es importante saber que aunque sigan unas fases de duelo, el proceso no es lineal, TIENE ALTIBAJOS, podemos pasar de una fase a otra y de nuevo a la anterior, podemos arrepentirnos de la decisión, no hay que asustarse. Sobre todo al principio hay muchas contradicciones, y es normal, porque en una ruptura la persona no está con nosotros pero sigue viva, a veces es inevitable pensar en volver con ella y/o no dejarse llevar por los recuerdos o los miedos. La soledad es una realidad, es imposible llenar de un día para otro el hueco de una pareja, hay que aprender a lidiar con ello y al principio es doloroso.

No existe un remedio mágico que aniquile los síntomas de un plumazo, muchos vienen a consulta deseando que tengas la clave, que les haga dejar de añorar y recuperar de nuevo el sueño, el hambre o la alegría, pero no hay ningún remedio instantáneo.

Concluyendo que veo que de este post podría escribir un libro. Las rupturas duelen cuando las estás viviendo, sin duda no es lo mismo dejar a que te dejen, ni es lo mismo terminar bien que mal, ni terminar por decisión conjunta que con un dolor desgarrador, no es lo mismo, es verdad, pero sea cuál sea la situación previa la conclusión es la misma. Nos guste más o menos vivir una ruptura si forma parte de nuestra realidad habrá que vivirla y sin duda hay cosas que nos ayudarán más y otras que nos ayudarán menos. No conviene culparse por todo, ni compadecerse, ni pasar el día indagando en las redes sociales qué hace o dice, ni preguntar a nuestros amigos, ni hablar de ello a todas horas, ni parar nuestra vida, ni dejar de ser optimistas, ni abandonarnos a la suerte.

Las rupturas son desagradables porque duelen, en el momento se pasa mal y no nos gusta pasarlo así, pero con el tiempo, ¿verdad que ya habéis superado todas las que no creíais superar? ¿Verdad que si no hubiesen existido no habríais podido conocer a la que hoy es vuestra pareja? En la vida hay que tener paciencia, hay que darle tiempo al tiempo y hay que ser optimista y agradecido. Lo bueno es poder entender que en el momento lo pasaremos mal, pero con el tiempo esa experiencia habrá valido la pena, porque gracias a ella también somos hoy quienes somos.

 

Si te dice que te quiere, que te diga para qué.

By | Terapia de pareja | No Comments

Siempre digo que el «para qué» es de las preguntas más importantes de la vida. En el caso de las relaciones también lo es.
En consulta insisto mucho en esto de los para qués en general y en pareja aún más. Por ejemplo, de cara a hacer una terapia de pareja es bueno saber para qué esas personas quieren estar juntas, para qué les vale la pena hacer el esfuerzo que implica trabajar en la relación. 
Esa pregunta tiene que tener una buena respuesta, de no ser así, vemos que quién no encuentra qué decir a día de hoy acerca de sus motivos, no encuentra el sentido de la permanencia de esa relación y muy probablemente su esfuerzo será en vano.


Cuando estamos en un lugar se presupone que es porque así lo elegimos, cuando escogemos compartir la vida con alguien en particular es porque nos reporta bienestar y porque nos suma. Si los motivos por los que estamos al lado de alguien en un determinado lugar no se encuentran, es mucho más probable que se abandone el esfuerzo porque no se encuentra el sentido de llevarlo a cabo.
Es buenísimo saber que nos quieren, pero es vital saber qué es lo que les merece la pena, qué es lo que les aportamos, y qué es lo que pretenden (a día de hoy), que ocurra de nosotros y con nosotros en ese viaje. Es bueno saberlo de los otros y de nosotros mismos. qué buscamos nosotros, qué encontramos ahí, por qué nos merece la pena esa compañía…
Esos motivos son lo que llenan de sentido las cosas. Así que busca tus para qués en general y también puedes pedir que te compartan los suyos.

El amor se cocina con calma

By | Amor, pareja, Terapia de pareja | No Comments

El amor… tan ansiado por todos y a la vez tan temido.

Ayer le explicaba a una paciente que las emociones intensas, las desmesuradas, no son buenas ni cuando nos referimos a emociones «negativas» como la tristeza o el enfado, ni cuando hablamos de las «positivas» como la alegría o el amor. Ese descontrol de emoción nos lleva a tener conductas impulsivas, que en ambos casos, pueden ser nocivas para nuestro buen funcionamiento en la vida.  Explicaba que por ejemplo una persona que se inunda de amor en cuatro días puede tomar decisiones precipitadas como casarse, tener un hijo o irse a vivir con ese/a completo/a desconocido/a, algunas de esas decisiones tienen «fácil» arreglo, pero otras como tener un hijo ya te atan de por vida. Éste es un ejemplo de cómo ese desbordamiento de emoción positiva puede llevarnos a tomar decisiones precipitadas.

Si nos centramos en al amor, qué difícil es poner los pies en el suelo sin volar ningún día, todos los que saben lo que es estar enamorado entenderán esto que digo, ese éxtasis que parece que de pronto te forma en el que pierdes la noción del tiempo, del quién eres, del realismo y de la concentración. Ese éxtasis en el que de pronto no hay más vida que la otra persona, no hay más ganas que las de compartir y pensar en planes.

Sí, es cierto, el amor es un huracán que no deja a nadie ileso, en todos surge y genera cambios y alteraciones. En cualquier caso, al tener tanto poder hemos de tratar de vigilarle si no queremos que se apodere de nosotros nublándonos todo rastro de sentido común.

El amor se cocina con calma, igual que en la cocina o en tantos otros oficios. Hay platos que a simple vista parecen deliciosos, pero que luego les falta sustancia o algún punto de sal y nos decepcionan. Hay vinos con buenas etiquetas y buen color, pero que después están picados aunque no lo pudiésemos imaginar. Con las personas pasa lo mismo, al conocer a alguien hemos de darnos calma, a simple vista, (sobre todo si la persona lo que desea es agradarte), muy probablemente llame nuestra atención y nos guste, pero sólo con el tiempo podremos valorar si realmente nos encaja tanto como para elegirle y emprender un camino juntos lleno de amor y alguna que otra riña. 😉

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Sólo con tiempo podremos ver todas las caras que definen a esa persona, y sólo entonces tendría sentido dejarse llevar por el amor. Sólo cuando de verdad entendiésemos que esa persona, al menos a día de hoy, (quizás luego cambie o bien lo hagamos nosotros), es fantástica con sus defectos y virtudes para nosotros, sólo cuando con datos pudiésemos valorar que nos vale la pena arriesgar, seamos sinceros, cuando dejamos que alguien entre en nuestra vida y en nuestro corazón, le damos cierto poder para alterar para bien o para mal nuestra calma, hay que elegir bien qué debilidad puede terminar con nosotros.

En consulta vemos a muchas personas que se han enamorado locamente en poco tiempo y que lo han hecho sin llegar a conocer quién es verdaderamente la persona que desean que comparta sus vidas, a menudo están muy tristes, desolados porque no entienden la reacción que ha tenido esa persona al decidir terminar la relación, ni tampoco el por qué lo ha hecho. Lo entiendo, de veras, cuando conocemos a alguien generamos expectativas de cómo creemos que es esa persona, y también de cómo nos gustaría que fuese, la mayoría de las veces esas expectativas las hemos construido en base a la cara que esa persona ha querido mostrarnos en los inicios, pero lo cierto es, que una persona no es sólo lo que muestra en una cara, tiene más, la decepción llega porque no queremos creer que esa persona que nos gustaba tanto y que nos parecía tan perfecta para nosotros no lo sea, nos negamos a ver la realidad, ya hemos decidido y ahora no queremos cambiar.

¿Por qué no cambiar cuando realmente vemos que no es para nosotros?

¿Por qué seguir queriendo estar con alguien que no nos valora lo suficiente, o que nada tiene que ver con nosotros más que lo que nos quería hacer creer que tenía?

La respuesta suele ser sencilla, hemos volado en vez de caminar, hemos construido castillos en el aire, nos hemos dejado llevar por esas primeras impresiones sin darnos tiempo para comprobar si realmente el plato es tan bueno como parece, sin probarlo hemos decidido que es el mejor que jamás hemos visto, nos hemos precipitado en la elección y en el juicio.

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Si estáis de lleno en ese momento de conocer a alguien, hacerlo, sin duda, vivirlo y disfrutarlo, no lo penséis ni analicéis todo, ese es un error, pero daros tiempo para conocer, caminar con los pies tanto como sea posible en la tierra, deciros la verdad: «de momento me gusta y me apetece seguir conociéndole/a para valorar si es así de verdad», «de momento le gusto y le apetece seguir conociéndome para ver si realmente quiere elegirme o no».

Contemplar que ambos estáis en el mismo momento, decíroslo de vez en cuando por si finalmente no ocurre lo que esperabais ni deseabais, que os guste no quiere decir que terminéis eligiéndola/o, que le gustes no quiere decir que finalmente decida que quiere compartir su vida contigo.

Deseo que la vida os ponga a personas valiosos de frente, personas que además enseguida valoren que sois lo que andaban buscando, y que además sepan cuidarlo y cultivarlo, pero también deseo que si os pone a una que no os hará felices sepáis despedirla sin sentir que os falte el aire.

¡FELIZ FIN DE SEMANA!

 

Obstáculos en el fluir de las parejas

By | Amor, pareja, Terapia de pareja | No Comments

Sabemos que mantener un amor no es tarea fácil, el día a día, la rutina, los problemas, el estrés, la falta de tiempo, etc., se convierten en obstáculos para cultivar el amor en una relación de pareja.

Eso es cierto, completamente cierto, pero también lo es el hecho de que nadie nos obliga a estar en una relación de pareja y que al iniciarla ya sabíamos que implicaría esfuerzos, por no decir que nos comprometimos a hacer que funcionase.

Estar en una relación de pareja por estar, simplemente dejando pasar los días sin más, sin sorpresas, ni intimidad, ni pasión termina convirtiéndose en un calvario para ambos y sin duda acaba con la relación siempre que ambos tengan la fuerza para hacerlo, o siempre que no sean conscientes de que necesitan activarse y hacer cambios para que la relación no termine.

La indiferencia llega en forma de falta de intimidad y falta de momentos compartidos, en forma de falta de cuidados, sorpresas, afecto, mimos, dedicación y tiempo de calidad. Como decía, es cierto que mucho tiempo a veces no encontramos en el día a día, pero hemos de ser conscientes de que el tiempo está en función de nuestras prioridades y que la relación de pareja debe ser una de ellas. Cuando empezamos a sentir indiferencia por la relación y/o por el otro, o lo paramos y hacemos algo o al final la desilusión nos embriagará, cuando uno pierde el sentido de mantener ese compromiso, la cosa empieza a estar muy mal, uno está en una relación porque entiende lo que le aporta y eso le llena y le hace sentirse feliz, cuando pierdes ese sentido empieza la montaña rusa a ir sólo hacia abajo, cada vez más en picado.

Vuelvo de nuevo a la falta de tiempo, sí, quizás no podemos encontrar tiempo a diario para hacer grandes planes, pero, ¿cuánto tiempo se necesita para decir te quiero? ¿o para preguntar qué tal te ha ido el día y escucharlo atentamente? ¿cuánto tiempo se necesita para dar algún beso, abrazo, caricia o mirada cómplice? ¿cuánto tiempo se necesita para poner una vela en la cena o abrir un vino aunque sea lunes? ¿Cuánto tiempo se necesita para dar algún pequeño detalle a la relación de pareja?

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No nos engañemos, el amor inicial no lo puede todo, las relaciones de pareja que funcionan son aquellas que entienden que el amor como decía Erich Fromm es un arte y como tal, hay que practicarlo y perfeccionar la técnica para que el resultado siempre sea una gran obra.

Si hace tiempo te importó la persona que tienes al lado recuerda qué te enamoró de ella y piensa en cuántas de esas cosas aún siguen presentes hoy en ella. Si descubres que aún te importa, sentaros y hablar de la necesidad de cultivar de nuevo vuestra relación, plantearos cambios y no los pospongáis, el tiempo vuela, la oportunidad de mantener ese compromiso la tenéis en el ahora.

Si tienes una relación de pareja y sientes que empiezas a sentir indiferencia por la otra parte o tú mismo, detente, escucha esas señales, no dejes que la desilusión se apodere de ti, es normal pasar por etapas de mayor o menor amor hacia uno mismo, el otro y la relación, eso no siempre es sinónimo de que la cosa vaya mal.

El amor no lo puede todo, pero la suma de las ganas, la actitud y el amor pueden generar maravillosos cambios en tu vida.

¡Ánimo, a por ellos!

 

La infidelidad y sus consecuencias

By | Amor, Infidelidad, pareja, Perdón, Terapia de pareja | No Comments

Y no sólo es importante el hecho de que traicionas su confianza, o el que la otra persona con la que seas infiel se convierta o no en la persona de tu vida, también hay que tener en cuenta que a tu pareja le dañas de más, es comprensible que el amor pueda acabarse en una relación de pareja, puede entenderse que uno ya no sienta que está dónde quiere estar, pero lo cierto es que podemos terminar con la relación de pareja sin hacerle sentir al otro que no nos importa el daño que podamos causarle, que no nos importa lo mal que se pueda sentir y el dolor que ese hecho puede conllevarle. 2016-05-27 12.20.29

Hay personas que cuentan con niveles muy bajos de empatía, otras, en cambio, sí que saben qué es, pero en ciertos momentos deciden que no la quieren tener en cuenta, prefieren actuar de forma más impulsiva, sin valorar las dramáticas consecuencias que se derivan de las elecciones de sus actos.

Lo más curioso es que luego les pesa la culpa, y es normal, porque sabían qué estaban haciendo y que nada bueno saldría de ahí y aún así, decidieron no pensar más allá, decidieron dejarse llevar.

A menudo, luego vuelven rogando perdón, no saben qué hacer con tantos sentimientos negativos, pero suele ser tarde, no han valorado a quién tenían al lado, ni la historia compartida ni la que les quedaba por compartir, a veces sí que realmente la historia había acabado, pero en otros casos uno mismo precipita su fin con sus decisiones.

La vida les acaba de dar una lección, lo novedoso atrae, sin duda, pero uno puede dar novedad a lo que ya tiene y entender qué los vínculos que se generan con el tiempo en una relación de pareja larga, nos reportan otras sensaciones que también hay que saber apreciar y agradecer.
La vida les está enseñando que no hace falta perder a alguien para valorar lo que realmente tenías al lado, y que la empatía hay que escucharla porque cuando no lo haces, ignoras tu parte humana.

Con este post no quiero «machacar» a todas las personas que han sido infieles en sus relaciones de pareja, sus motivos tendrían, o sus herramientas que les llevaron a tomar esa decisión, al fin y al cabo, el ser humano se equivoca, hay que aceptarlo y vivir con ello, ahora bien, es interesante reflexionar sobre nuestras acciones pasadas para aprender de ellas y tratar de no repetir los mismos errores. Además, este post puede ser «algo útil» para aquellos que en algún momento han pensado que no pasaría nada si se dejasen llevar.

Hay relaciones de pareja en las que tener encuentros íntimos con otra persona fuera de la relación está permitido, en esos casos, no hablaríamos de engaño ni tampoco de infidelidad, y es completamente respetable, cada uno decide las normas que quiere que imperen en su vida y en sus relaciones de pareja, pero cuando la infidelidad no entra dentro de los principios establecidos en tu relación, si la permites, tendrás que pensar que quizás las consecuencias de tu decisión pasen por finalizar tu relación y quizás durante un tiempo, o incluso siempre más, tengas que soportar el desprecio o la indiferencia de la persona que te quería y compartía contigo la vida.

Sin duda también hay parejas que lo perdonan, que deciden pasar por alto la infidelidad y que la superan, y que siguen adelante con la relación aprendiendo de lo que pasó, es otra opción, y también es respetable y admirable.

Hay casos en los que al que le fueron infiel, perdona al otro, muy sabiamente entiende que bastante tiene con recuperarse del dolor, del duelo y de la decepción como para además vivir con el odio y el rencor dentro. Le perdona, pero ya no le admira, ya no le ve como el mejor compañero de viaje y por lo tanto no quiere seguir estando donde estaba, quiere cambiar, aunque le pese, aunque sea duro y aunque implique mucha incertidumbre.

Ánimo para todas aquellas personas que no esperaban que las engañases, todo pasa, sin duda siempre pasa, la calma vuelve, tarde o temprano llega a nuestra de vida de nuevo. Y el amor, sigue teniendo sentido, y no todas las personas con las que te cruzarás volverán a hacerte sentir así, muchas apreciaran quién eres y no querrán jugar a perderte.

Deja que el tiempo pase, que tus sentimientos se asienten y que la ilusión de nuevo se apodere de ti. No tengas prisa, todo llega, lo bueno siempre llega a las personas buenas.

O aportas o te apartas

By | Amor, Cuidarse a uno mismo, pareja, Relaciones personales, Terapia de pareja | No Comments

Este mensaje, dicho de otro modo, ya lo he comentado en otros momentos, y es que no puedo estar más de acuerdo.
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Las relaciones, sean como sean, de amistad, de pareja, de familia o de trabajo, se mantienen, entre otras cosas, por un intercambio de reforzador. Tú me das-yo te doy, tú recibes-yo recibo.

Las relaciones, no pueden sostenerse en el tiempo siendo sólo una de las partes la que entrega, porque al final, todos necesitamos afecto, atención, escucha activa, un bastón que nos sujete cuando nos sentimos débiles, alguien que nos ayude a buscar soluciones cuando nosotros no las vemos, etc.

No es cuestión de dar EXACTAMENTE LO MISMO, pero sí debe haber un sentimiento de equidad, de no ser el único interesado porque la relación funcione, de no ser el único que se implica y que da para que se progrese.

Nadie nos obliga a estar dónde no queremos estar, si no quieres aportar, apártate.

Y nadie nos obliga a estar con alguien que no nos aporta, por lo tanto, si sientes que no te dan lo que crees que mereces, plantea cuáles son tus carencias y busca soluciones conjuntas con la otra parte para cada uno de los problemas.

Una vez planteadas las soluciones, empezar a ponerlas en práctica, tener en cuenta si realmente esas soluciones pueden aplicarse, sino, buscar otras, pequeños pasos que vayan generando cambios, pero sal, cambia, no te quedes dónde no te sientas bien.

Si eso no ocurre, si la otra parte no está dispuesta a dar, apártate.

En la vida uno debe cuidarse a sí mismo, SIEMPRE, y ese cuidarse pasa por no conformarse con cualquier cosa e implicarse en el logro del bienestar propio.

¿Estás en una relación de pareja? ¡Bienvenido al esfuerzo eterno!

El amor, entendido de cualquier modo, en pareja, amistad, etc., no se mantiene solo, hay que cuidarlo, hay que regarlo, hay que mimarlo, atenderlo y sobre todo hay que prestarle atención, en ocasiones, en la consulta de psicología, los psicólogos vemos que en realidad, el problema no está en que no haya amor en la pareja, sino que el problema reside en que no lo observan, no son capaces de apreciarlo, de valorarlo, de sentirlo, de conectar con él.

¿El amor ya no te sale solo?, ¿ya no te nacen esas acciones que antes te salían de forma espontánea?, ¿y?, me pregunto yo, no importa eso, lo que importa es que si has decidido estar en un lugar con alguien a quién aprecias, debes entender que las ganas hay que sacarlas de dónde sea, porque si has decidido estar ahí, debes ser consciente de tus responsabilidades para que esa relación sea buena, sana y placentera.

El enamoramiento no es eterno, va desvaneciéndose (por suerte), y aparece otro tipo de amor, uno más sano y real, en el que ves a la persona en su conjunto, con todas sus caras, si después de esa etapa inicial sientes que esa persona no es para ti, vete, (te despides previamente, y te vas), pero si sigues pensando que muchas de sus virtudes te fascinan, no las olvides, míralas de vez en cuando y hazle saber a tu pareja cuanto te gustan.

¿Quién ha dicho que en la vida como en el amor sea todo fácil?

Aún así, ¿quién dice que no valga la pena vivir todo este potaje de emociones y sentimientos?

¿Te gusta que te den afecto y atención?, pues es fácil, al otro también le gusta, cuida lo que tienes, dale su valor, no te lamentes luego de lo que deberías haber cuidado y no cuidaste.

Tiempo para reencontrarse con uno mismo

By | Autoestima, Terapia de pareja | No Comments

Todos hemos tenido desengaños y pérdidas que nos han provocado tristeza, desgana o desesperanza por la situación en sí, por cómo han ido las cosas y por cómo las hemos vivido y gestionado nosotros mismos.

Hay veces que no nos reconocemos, ¿cómo puede ser que yo actuase así?, ¿cómo puede ser que permitiese eso?, ¿cómo puede ser que todo y que no era feliz insistiera e insistiera?
Los que hemos vivido eso, sabemos que pasado el tiempo, pasadas las emociones propias de lo tóxico, las emociones fuera ya de esas relaciones o de esas épocas vuelven a cambiar, a estabilizarse o a mejorar.

Con el tiempo, si hacemos una buena gestión, de nuevo recuperamos la capacidad de ver las cosas con perspectiva, y a partir de ese momento empezamos a ser conscientes de que la vida, al no cumplir o no hacer posibles nuestros sueños de entonces, nos hizo un favor inmenso.

Qué maravilla cuando uno hace «click» y entiende que no prolongar un viaje a ninguna parte es una brillante idea y una inmensa suerte.
Paciencia, hay que reconocer las emociones, entenderlas, ser conscientes de que no desaparecen de un día para otro, necesitan un tiempo para recuperarse como lo necesitamos nosotros para recuperarnos.

Hay que tener en cuenta que aunque sepamos que volver ahí no es buena idea nos asaltaran las dudas, pero tendremos que ayudarnos volviendo de nuevo a verlo con perspectiva ¿si te lo contase un/a amigo/a que consejo le darías? ahora dátelo a ti mismo y trata de cumplirlo tanto como puedas.

Cuando somos «mentalmente sanos» tenemos la capacidad de borrar lo negativo más o menos pronto, y por lo tanto, tendemos a recordar con mayor facilidad lo bueno, y eso nos vuelve a generar dudas de nuevo. Conectamos con los recuerdos sanos de la experiencia pasada y nos llegamos a cuestionar por qué no estamos aún allí, por qué decidimos alejarnos.

En la consulta de psicología que tengo en Valencia, en estos casos de rupturas de pareja o de amistad, suelo recomendar a los pacientes coger papel y lápiz y escribir todo lo que no les gustaba de la relación, todo aquello con lo que no estaban conformes, todo lo que les hizo decidirse por terminar la relación o cambiar de rumbo, ésto resulta útil, sobre todo para aquellas personas que no tienden a ser orgullosas o rencorosas, las que pronto sueltan lo malo de la experiencia y que por lo tanto corren el riesgo de volver a mantener contacto con esa persona que no les hacía bien.

Todos, en alguna etapa del duelo tenemos momentos de debilidad en los que nos vuelven las emociones negativas con mayor intensidad, momentos en los que nos asaltan las dudas del si habré hecho bien o no, etc. En esos casos, recordar el sentido que para uno tenía esa separación puede sernos de gran ayuda.

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¿Qué más puedo hacer para que lo valores?

By | Amor, pareja, Terapia de pareja | No Comments

¿Qué más puedo hacer para que lo valores?

Nos sorprenden con la luna y sigue sin parecernos suficiente, la queríamos llena y la que nos traen es menguante.

¿Os ha pasado alguna vez, que lo que hacen por vosotros no es lo que «necesitáis» o lo que en realidad deseáis? ¿os ha pasado que parece como si nunca fuese suficiente lo que os aportan?

Cuando nuestra pareja se esfuerza en pensar qué podría hacer para sorprendernos, animarnos o hacernos sentir bien, y haga lo que haga no lo consigue termina frustrándose y perdiendo las ganas. Al mismo tiempo, ser consciente de que haga lo que haga tu pareja tú nunca estás satisfecho, tampoco genera demasiadas buenas sensaciones.

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A veces, nuestro foco atencional se restringe, sólo vemos lo que quisiéramos que ocurriese pero que en realidad no ocurre, nos centramos en la carencia, en el fallo, en el error y de ahí no salimos ni dejamos que nos saquen.

Los demás se esfuerzan por mejorar y por hacer cosas para que nosotros nos sintamos más felices, pero eso ya no lo valoramos, no llegamos a apreciarlo, sólo queremos o necesitamos más de algo o menos de otra cosa.

Cuando hay problemas de pareja éstas deben juntas comenzar a buscarles solución,hacer peticiones de cambio y comenzar a caminar. El problema es que parece como si de repente, se nos olvide que las cosas no cambian de hoy para mañana en su totalidad, y ahora, nuestro trabajo consistirá en aceptarlo y en aprender de nuevo a apreciar, valorar y agradecer lo que los demás hacen por nosotros, disfrutarlo e ir ampliando el foco atencional, atender no sólo a las carencias y fallos sino también a las atenciones y a los gestos que hacen para contribuir en el cambio que demandamos.

Nuestras parejas, amigos o familiares deberán hacer, deberán colaborar, pero nosotros también. No hay que olvidar que el camino se hace al andar y que no solemos caminar dando saltos, sino dando pasos, después del uno, el dos, con paciencia, con actitud, con gratitud y sin olvidarnos de que nosotros también tenemos responsabilidades en nuestra camino a la felicidad, no sólo los demás son los responsables de las situaciones que actualmente vivimos, porque nada pasa en tu vida si tú no lo permites.

¿Realmente es necesario que nuestra pareja nos regale la luna? ¿quizás lo que pides al otro es inalcanzable? ¿puede ser que hayas perdido la capacidad de valorar los pequeños tesoros o detalles que tiene tu pareja?

¿Cuánto tiempo hace que no observas con amor y agradecimiento todas aquellas cosas que te enamoraron de la que hoy es tu pareja?