realismo

Si dejas que decida por ti el miedo ya te habrá vencido

By | ansiedad | No Comments

Lo que está claro es que tú eres real, y tu vida también lo es, pero… ¿puedes decir lo mismo de tus miedos? ¿Son todos verdades?


A menudo el miedo sólo nos recuerda o nos hace saber que algo malo puede suceder, y sí, por poder pasar… puede pasarnos de todo, pero, ¿dónde prefieres enfocar tu atención, en que seguro que todo lo malo te pasará a ti, o en que puede que pase pero también puede que no? No dejes que el eterno mensaje interno controle tu vida, piensa en lo malo que puede suceder, sin duda, si existe hay que contemplarlo, pero que no todo lo que veas o pienses sea lo malo, haciéndolo así, sin duda el miedo se lleva el premio gordo, gana tu vida, tus oportunidades, tus sueños, tus ilusiones, tus metas.. te gana a ti, decide por ti.
La vida es nuestra, cuidado con darle el timón a otro, y más aún si es imaginario…

¡Tranquilos, nada está bajo control!

By | Aceptación, ansiedad | No Comments

A veces pensamos que si tuviéramos una varita mágica nos gustaría poder controlarlo todo, que las cosas fuesen como a nosotros nos gustaría, que las personas pensasen y reaccionasen como a nosotros esperábamos que lo hicieran, que todo fuese exactamente igual a como es en nuestra mente. Lo cierto es que no nos hemos parado a pensar en la realidad que eso implicaría, ¡menudo rollazo! ¡Nada nos sorprendería! En ocasiones no pensamos realmente en las cosas que llegamos a desear, en las consecuencias que tendría el que nuestro deseo se cumpliese.


¿Calma! Nada está controlado, y eso es justamente lo que hace que la vida pueda tener siempre sorpresas que mostrarnos, eso es lo que hace que tengamos ganas de vivir, de crear, de soñar, de ilusionarnos.
Tendemos a pretender tenerlo todo bajo control, pero, ¿os habéis planteado cuál es el fin que se pretende al ir tras esa meta? ¿os habéis planteado cuáles serían las consecuencias de ocurrir así?
Pretender controlar sólo hace que descontrolarlo todo aún más, cuidado con las metas inalcanzables que nos marcamos, sobre todo si además ni siquiera nos hemos planteado si son buenas o peores.

Las personas que deciden acompañarte en tu camino te están diciendo que vales, valora su opinión

By | Autoestima | No Comments

En general, la mayoría de personas en alguna ocasión hemos vivido el que otra persona decida que ya no quiere que le acompañemos en sus viajes. Es duro, sí, lo es, no nos gustan los rechazos, no nos gusta que no nos elijan como los mejores compañeros de vida. No, no nos gusta, pero muy probablemente entendemos que eso ocurre, sobre todo porque nosotros también hemos elegido en otras ocasiones rechazar la compañía de alguien a quien antes habíamos elegido.


Cuando una persona decide que ya no eres la compañía que quiere tener a su lado, no implica que ya no te valore en nada, no implica que tú no tengas valor, en absoluto, sólo que ya no eres lo que busca. Tienes cualidades, pero no las deseadas para esa persona. (A veces, incluso las tenemos todas pero la otra persona no se encuentra en el momento para valorarlas como se merece).
A menudo, cuando hay un rechazo, las personas se regalan a sí mismas todo tipo de adjetivos descalificativos, en un primer momento, es normal buscar en nosotros la carencia, la causa de ese cambio en la mentalidad de la que hasta el momento era una de nuestras compañeras de vida. Pero después, hay que darle racionalidad y verdad a las cosas. Lo merecemos.
Hay que tener cuidado con todos los desprecios que nos hacemos, con todas las culpas con las que cargamos y con nuestra autoestima. No podemos dar el poder de destruirnos a nadie.
Tenemos pruebas de que somos valiosos, las podemos encontrar en nosotros mismos o en todas aquellas personas que nos acompañan en el día a día y que deciden voluntariamente que estemos en sus vidas. Están ahí porque te valoran, ¿no?, las que antes estuvieron, también te valoraron y muy probablemente siguen haciéndolo, ¿no?.
Piensa en cuántas personas te incluyen en su vida porque realmente les gusta quién eres y qué les transmites, ¿acaso ellas no tienen valor?, ¿acaso su juicio es menos valioso que el de la persona que ha decidido apartarte de su vida?
No te quedes sólo con una opinión de ti, tienes muchas.

Para sanar una herida, hay que dejar de tocarla

By | Amor, Autoestima, Rumiación | No Comments

Para sanar una herida, hay que dejar de tocarla. Así es, ¿no?

Resulta complejo, todos sabemos que cuando algo nos hace daño, dejar de pensar en ello no es tarea fácil.

Somos conscientes de que para poder salir del bucle en el que estamos inmersos, necesitamos incluir otros pensamientos, hacer otras cosas, salir, activarse, sentirnos mejor al fin y al cabo, pero… ¡RESULTA TAN COMPLICADO!

Los pacientes dicen: la teoría me la sé, pero…

Sí, para poder sanar una herida, hay que dejar de tocarla, necesariamente.

Made with Square InstaPic¿Cómo empezamos a hacer eso? Aceptando la realidad, nos guste más o menos, la realidad es que es esa, no es otra. Aceptarla siendo realistas, no negativos, sino realistas, sinceros, ¿te duele? Sí, ¿Pero… es grave? No, ¡Ah!, ¿entonces sólo necesitas tiempo, no?, sí, supongo que si…

Si tenemos la clave para poder curarla, ¿por qué la infectamos? no tiene mucho sentido, ¿no?

Lo hacemos porque no es fácil, lo sé, (los psicólogos también vivimos experiencias que no son de nuestro agrado, ¿creíais que no?, pues sí, no estamos exentos de ellas).

Sabemos que en ocasiones pedimos cosas que resultan complicadas, pero, sabemos porque las pedimos, sabemos que son útiles, sabemos que curan, y nos encanta curar. Esa es nuestra devoción.

Para sentirse bien, uno tiene que tener la percepción y/o la convicción de que se quiere, se cuida, o por lo menos lo intenta, pero si tenemos una herida y la solución para ella, y no la empleamos, ¿creéis que sentimos que nos estamos cuidando bien?, la verdad es que no.

Aceptar una herida, implica muchas cosas, quizás perdonar a otro, o a nosotros mismos, aceptar que nuestros deseos no van a ocurrir, aceptar un final, llorar, enfadarse, despedirse, etc. No es fácil, lo sé, pero… y seguir tocándola, ¿lo es? no.

No podemos escapar de las desgracias, de las tragedias, de las heridas o de las malas experiencias, forman parte de la vida, pero lo cierto, es que las alegrías, el amor, las personas, las aventuras, los sueños, las ilusiones o los planes, también forman parte de la vida. Cuando algo nos duele, no somos conscientes de esas cosas, además es como que no queremos ni verlas, ni creer en ellas, pero están, la vida también las contiene, y aunque tengas una herida, tienes motivos para levantarte, para agradecer, para reilusionarte y para seguir fluyendo.

Toca las heridas que tengas, no las ignores, si no tampoco las estarás curando, dales tiempo, dátelo a ti también, todo pasa, SIEMPRE, pero no solo las toques a ellas, toca también otras cosas, observa otras fuentes, las partes sanas, seguro que las tienes, búscalas.

Si lo que quieres es que tu herida se cure, permíteselo, deja de tocarla y de infectarla, no la hagas más grande, airéala, sal a la calle, pide consejo, o trata de olvidarte de ella algunos momentos. Cambia tu foco de atención, préstaselo a otras cosas.

Mira al futuro con curiosidad, convéncete de que te curarás, de que en la actualidad, hay cosas en tu vida que son más importantes que esa herida, recuérdate que aparecerán de nuevo más aventuras maravillosas, se justo, no sólo observes el dolor, te  mientes cuando haces eso, se menos duro contigo mismo y con tu experiencia.

Necesitamos aprender que la vida no es un mar en calma, en ocasiones aparece el oleaje, y tenemos remos, no han desaparecido, podemos mantenernos a flote hasta que vuelva la calma, podemos y debemos, así que:  ¡adelante!

La mejor mercromina para las heridas del alma, es una autoestima sana, es encontrar el sentido de las experiencias que vivimos, es darse cuenta de que aunque acumulemos muchas, el sentido de la vida sigue siendo vivirla y que nosotros nos garanticemos vivirla bien.

¡Ánimo!

 

 

 

La mente creadora de miedo

By | ansiedad, Autoestima, miedo, Rumiación | No Comments

Somos nosotros mismos los que damos mayor o menor valor y credibilidad a los pensamientos paralizantes de miedo e inseguridad que nos acompañan en el día a día.

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Cuando nos damos cuenta, de que tenemos poder sobre nuestra mente dando realismo a nuestros pensamientos, comenzamos a mejorar nuestras interpretaciones de las cosas y por lo tanto nuestras emociones.
Nosotros somos nuestro mejor apoyo o nuestro mayor obstáculo, de nosotros dependerá escoger qué papel nos hará sentirnos mejor en el día a día.

En la actualidad, realmente hay pocas cosas que puedan suscitarnos miedo de verdad, la mayoría de éstos miedos son generados por nuestra mente, por nuestra forma de pensar y por el tiempo que le dedicamos a cada uno de nuestros pensamientos.

Cuando creemos que algo es peligroso nos asustamos, y cuando sentimos miedo evitamos el objeto temido, por lo tanto, al evitarlo le damos mayor credibilidad al pensamiento, llegamos incluso a darlo por válido cuando no tiene porque serlo en absoluto.

Valoremos entonces si aquello a lo que tememos realmente da o no da miedo, y si la respuesta es no, planteémonos: ¿por qué le temo? ¿por qué lo evito? y ¿por qué huyo si lo veo claro?.

Con más o menos miedo sería bueno que comenzásemos a actuar de un modo distinto, ayudándonos a que ese temor vaya perdiendo fuerza y poder sobre nosotros.

¡Ánimo!