inseguridades

Por no parecer desagradables se nos va llenando la vida de personas que nos sobran

By | Inteligencia emocional | No Comments

A veces nos pasa, suena un poco brusco, lo sé, pero la realidad es que ocurre más veces de las que nos gustaría.
«Es que me sabe mal», «Es que, ¿cómo voy a decírselo?», «Es que, ¿y si le sienta mal?», «Es que no puedo no ir», «Es que no puedo decir que no», «Es que…»

Es verdad que hay veces que no nos queda más que adaptarnos a personas que no nos gustan demasiado, es verdad que a veces no podemos elegir del todo quién sí y quién no está en nuestro día a día, casos como: el jefe, el/la suegro/a, el/la cuñado/a, el/la mejor amigo/a de la pareja, el/la vecino/a, algún/a compañero/a de trabajo…, de un modo u otro, nos guste más o menos, con estas personas tendremos que aprender a convivir. (Cogido con pinzas esto que acabo de decir, porque si realmente las conductas de esas personas son terribles, no sólo visto por mi sino que es verdaderamente objetivo que su conducta es negativa, entonces quizás no hace falta en absoluto plantearse esa obligatoriedad de convivencia). 


Bien, decía… Hay personas con las que por placer o no, aprenderemos a convivir por nuestra salud mental, pero en cambio hay otras que a día de hoy su presencia en nuestra vida ha perdido todo el sentido posible para nosotros, y que a demás no sólo no nos suman sino que además nos restan totalmente. No importa cuánto de importantes fueron en el pasado, (antes, cuando eramos súper parecidos, antes, cuando no había un abismo entre ella y yo…), la cuestión es que si a día de hoy nada me uno y todo me separa, ¿por qué sigo queriendo mantenerme ahí?, ¿por qué sigo manteniendo ese contacto si cada vez que lo tengo la resaca es mayor? La pregunta del millón evidentemente es: ¿PARA QUÉ?, ¿para qué seguir priorizando a personas que hoy en día no sólo no me aportan sino que además me chupan energía o me la contaminan? ¿Para qué regalar parte de mi escaso tiempo a alguien con quien ya no me aporta compartir?
¿PARA QUÉ?

Evidentemente a nadie nos gusta que nos aparten, del mismo modo que a nadie nos gusta apartar a personas y saber que les haremos sentir mal. Pero entonces, ¿cuál es el plan? ¿las cambiamos para que nos gusten mínimamente? ¿cambiamos nosotros, nos adaptamos a ellas?

Hay que aceptar que en la vida unos te amarán por unas cosas y otros te rechazarán justo por lo mismo, no podemos gustar a todos del mismo modo que no puede gustarnos todo el mundo, y no parece tener demasiado sentido que teniendo en cuenta que la vida es limitada, prioricemos a las personas que hoy no nos aportan y vayamos por la vida como regalando tiempo porque nos sobra, lo cierto es que no vamos muy sobrados ahí, hay que ser consciente de ello.

¿Quieres que se hable bien de ti?

By | Aceptación, Autoestima, Confianza en uno mimso | No Comments

 

Hace mucho que quería poner esta imagen, me encanta, la uso un montón en consulta, me parece ¡taaaaan cierta!
Al final, ni haciéndonos el muerto TODOS hablarían bien de nosotros. Hay quien directamente no sabe hablar bien de los demás, bueno, no es que no sepan, es que algunos no quieren tomarse esa molestia, (si supiesen que sobre todo es bueno para ellos…).
No estamos libres de las críticas, no estamos libres de los comentarios o juicios acerca de nuestra persona o de nuestras conductas, pero

¿Hasta qué punto son importantes esas críticas?
¿Hasta qué punto hemos de adaptarnos a los deseos de las otras personas?
¿Hasta qué punto hemos de medir nuestra libertad por agradar a todos?
¿Hasta qué punto es realista nuestra meta, se puede agradar a todo el mundo?
En consulta vemos que se sufre mucho por esto, y lo peor es que en la mayoría de los casos, la preocupación del «qué dirán» no incluye a personas significativas de nuestra vida, sino todo lo contrario, sobre todo parece como que no nos hemos parado a pensarlo, porque en realidad nos preocupa que opinen mal de nosotros personas que no dan mucho o ningún sentido a nuestra vida. ¿Para qué les damos el poder de decidir por encima de nosotros a ellos?
En el caso de las críticas de las personas significativas, de las que sí que nos importan y sí que dan sentido a nuestra vida, obviamente a todos nos gusta agradar, todos tenemos ese propósito consciente o inconsciente de recibir siempre la aprobación, pero una vez más no es realista el pensar que nuestras decisiones siempre gustarán a todos y que por lo tanto tenemos fórmulas para evitar que se pueda hablar mal de nosotros.
Hay que aceptarlo, darle el valor que tiene y no desviarse de la realidad, al final, la calma uno la logra haciendo lo que desde «sus zapatos», siente que es lo mejor en ese momento y eso eso lo que debe hacer si pretende tener una conciencia tranquila.
No estoy invitando a no pensar en nadie más que en uno, en absoluto, pensar en uno también incluye pensar en las consecuencias de nuestras decisiones para las personas a las que queremos, pero… no es buena idea siempre valorar más los intereses de los otros que los propios.
Al final, ni haciéndote el muerto te vas a librar.
¡Feliz fin de semana!

Un gran error es: tener miedo de cometer un error

By | Aceptación | No Comments

Insisto en que equivocarnos lo hacemos todos, dicen que el que nunca se equivoca es porque nunca hace nada.
Si, hay quién de nuestros errores quizás se ríe, quizás los juzga o nos juzga a nosotros por ello, pero… francamente, ¿de veras queremos darle el poder a alguien para influir en lo que queremos hacer y hacemos (sobre todo si además no nos aporta nada)? ¿Para qué? ¿A qué le tememos realmente?
También dicen que si no quieres que hablen mal de ti hazte el muerto, en la medida en la que hagas cosas, (algo común en el ser humano), estarás expuesto a que hablen de ti, y no todos lo harán bien.
Igual nos pasa a nosotros, todas las personas no nos gustan, ni tampoco todos sus actos, pretender agradar a todos es una meta algo irracional, ¿no?
Aceptemos que otros opinen, aceptemos que otros no compartan nuestra manera de ser, pero no les demos el poder de decidir qué está bien o qué está mal, no les demos el poder de llegar a influir para que no hagamos algo que para nosotros es importante, no les demos el poder de afectar nuestro estado de ánimo.
Que hablen, de lo que quieran, señal clara de que con su vida no tienen suficiente emoción. Pero nosotros, a lo nuestro, tal y como somos, con nuestra manera de entender el mundo bien clara.
Equivócate, señal de que te quieres, de que arriesgas (porque el que no lo hace no gana), de que entiendes que la vida pasa y que lo que hacemos es lo que nos llevamos. Los demás que hagan lo que quieran, cada uno decide qué quiere llevarse. Tú decide por ti.

Si dejas que decida por ti el miedo ya te habrá vencido

By | ansiedad | No Comments

Lo que está claro es que tú eres real, y tu vida también lo es, pero… ¿puedes decir lo mismo de tus miedos? ¿Son todos verdades?


A menudo el miedo sólo nos recuerda o nos hace saber que algo malo puede suceder, y sí, por poder pasar… puede pasarnos de todo, pero, ¿dónde prefieres enfocar tu atención, en que seguro que todo lo malo te pasará a ti, o en que puede que pase pero también puede que no? No dejes que el eterno mensaje interno controle tu vida, piensa en lo malo que puede suceder, sin duda, si existe hay que contemplarlo, pero que no todo lo que veas o pienses sea lo malo, haciéndolo así, sin duda el miedo se lleva el premio gordo, gana tu vida, tus oportunidades, tus sueños, tus ilusiones, tus metas.. te gana a ti, decide por ti.
La vida es nuestra, cuidado con darle el timón a otro, y más aún si es imaginario…

Si no juegas con fuego, te morirás de frío

By | Aceptación | No Comments

No trato de hacer una invitación hacia todas las decisiones sin sentido, no, para nada, pero lo cierto es que vivir, «vivir de verdad», implica quemarse algunas veces, implica altibajos, experiencias maravillosas y otras no tanto, o incluso «malas», implica riesgo, incertidumbre, dudas, risas, llantos, dolores, descansos, etc.


La vida es eso, es vivir. Y vivir es apostar por uno, por los otros, por los sueños y por la vida. Vivir es confiar en que las cosas valdrán la pena. Vivir no es desconfiar y mirar con lupa no vaya a ser que te vuelvas a equivocar o que te engañen. «Es que en el pasado confié y me hirieron»… que nadie te engañe, que los pasos de otros por tu vida no influencien tu visión y tus ganas de seguir dando pasos.
Vivir es caminar asumiendo con gratitud todo lo que pueda venir y cuando uno apuesta por vivir de verdad, sin duda juega con fuego.
Qué bonito el fuego,una chimenea es de las cosas más preciosas del mundo, realmente atrae aunque sepamos que pueda ser peligroso.
Los hay que jamás se permitirán encender una, «¿y si me quemo?, ¿y se quema la casa?», los hay que asumirán ese riesgo y se regalarán la experiencia. Sin duda, si puedo tener esa experiencia mientras pueda yo me la regalo.

Hazlo, en realidad van a criticarte igualmente

By | ansiedad, Autoestima | No Comments

Es curioso cuántas cosas haríamos y no hacemos por el qué dirán, cuántas personas hay que no fluyen por lo que otros puedan pensar de ellas, cuántos de nosotros quisiéramos decir cosas que no decimos y que quizás nunca diremos por lo que otros, desconocidos o no, puedan interpretar de nosotros. Nos da miedo que nos juzguen, que analicen si están bien o mal nuestros pensamientos, emociones o conductas.

Sin duda no está del todo mal pensar en los otros, lo cierto es que podemos aprender de ellos y con ellos, no hay ningún problema tampoco en que en ciertas ocasiones adaptemos nuestra conducta en base a quién tenemos delante, no es lo mismo estar con un amigo o con nuestra pareja que en una entrevista o con un jefe, pero en cualquier caso, lo cierto es que no estamos en la mente de los otros, no podemos controlar lo que pueden llegar a pensar, y nunca llueve a gusto de todos, es poco probable ser perfecto para todas las personas, que a todos gustemos y que siempre acertemos en nuestras elecciones.

En nuestra consulta de psicología se ven muchos casos de fobia social, muchas personas con miedos en las relaciones sociales, con inseguridades o con una autoestima inestable. La fobia social es, después de la agorafobia-pánico, el segundo trastorno de ansiedad más frecuente.

La fobia social es un miedo irracional y desproporcionado a distintas situaciones que implican interacción social. Las personas que lo padecen están convencidas de que su conducta será inadecuada o ridícula. Cuando tienen estos pensamientos, surgen distintas respuestas fisiológicas que les desagradan, sienten calor, rubor, tensión, temblor, sensaciones en el estómago, mareo, ganas de orinar, etc., su nivel de ansiedad cada vez es mayor.

Puesto que afrontar una situación con esos pensamientos y esas sensaciones no resulta ni fácil ni agradable, a menudo empiezan a intentar controlarlas a toda costa, piensan antes de acudir qué dirán o qué harán, dónde se sentirán más cómodos y dónde no, qué ponerse para que el sudor no se note, etc., a estas estrategias se las llama conductas de seguridad, y sirven «aparentemente» para que los demás no sean conscientes de lo que está pasando realmente por su mente o su cuerpo.

Made with Square InstaPicSi tienen alguna experiencia negativa incluso con conductas de seguridad, o simplemente ellos así lo perciben, comienzan a evitar exponerse a las situaciones sociales a toda costa, cuando dicen no, sienten calma, y eso les hace sentir bien, al menos en el momento presente. El problema está en que con el tiempo, cada vez evitan más situaciones y sus miedos van en aumento, además, cada vez consideran más ciertos sus pensamientos irracionales, cada vez tienen mayor credibilidad y su sentimiento de indefensión a la hora de poder controlar esas situaciones aumenta, sienten que hagan lo que hagan, irá mal, pensarán mal de ellos.

Hay casos de ansiedad social en los que la persona ha vivido alguna experiencia negativa previa en la que alguien ha juzgado sus pensamientos o sus acciones, pero también los hay que no han vivido ninguna situación incómoda, a veces es sólo que siempre han sido tímidos o en casa les han inculcado lo importante que es el «qué dirán», o han comenzado a pensar en lo terrible que sería si alguien pudiese pensar de ellos de forma negativa porque su conducta fuese inadecuada, lo han pensado una y otra vez, han comenzado a evaluar su conducta en las interacciones sociales, a enjuiciarla y criticarla, y al final, realmente sienten que lo que temen que ocurra, terminará sucediendo. A menudo, piensan que no sabrán que decir, que lo que dirán estará mal expresado, que no les entenderán, que se quedarán en blanco, que tartamudearán, que pensarán que son «raritos» o un «coñazo», que nadie hablará con ellos, que lo que digan no interesará, etc.

Los problemas de ansiedad social tienen gran impacto en el bienestar de las personas que la padecen, por una parte, soportan altos niveles de ansiedad, viven estresados por lo que pasó, o puede llegar a pasar.

Además, al sentirse poco o nada capaces de enfrentarse a las situaciones que temen, sus pensamientos devaluativos sobre ellos mismos aumentan, con lo que su autoestima se ve muy afectada, piensan que son aburridos, débiles, inseguros, inútiles, etc. Hay casos en los que padecer este problema durante un largo periodo de tiempo puede provocarnos depresión, también hay casos en los que la depresión nos lleva a tener ansiedad social, puesto que nosotros pensamos mal de nosotros mismos, entendemos que los demás pensarán lo mismo.

Cuando nuestra autoestima empieza a disminuir o a ser muy inestable, empiezan los problemas de estado de ánimo, cada vez tenemos menos ganas de hacer cosas, y nuestro nivel de disfrute puede verse afectado. En muchos casos, hemos de ser conscientes de que una parte de su autoestima la construyen en base a lo que otros hacen y ellos no son capaces de hacer, (o creen no ser capaces de hacer), hemos de recordar que la autoestima no es comparativa, (o por lo menos no debería serlo), la autoestima tiene que ver con uno mismo independientemente de los demás.

Los principales tipos de pensamientos en fobia social son los siguientes:

  • Sobre la propia actuación: No sabré qué decir, no me entenderán, no podré construir una sola frase con sentido, etc.
  • Sobre la percepción de los demás de nuestra actuación: se darán cuenta, daré la nota, sabrán que lo estoy pasando fatal, etc.
  • Sobre el juicio negativo de los demás: Pensarán que no tengo ni idea, que hago el ridículo, que cómo se me ocurre, etc.
  • Sobre ser rechazado: Empezarán a evitarme, no me tendrán en cuenta, dejarán de contar conmigo, me despedirán, etc.
  • Sobre autodesprecio: Lo mío no tiene nombre, qué ridículo soy, esto no se me va a pasar nunca, no sirvo para nada, etc.
  • Sobre reacciones de ansiedad visibles: se nota que tiemblo, ¡qué vergüenza cada vez sudo más!, mi pulso me delata, no podré disimular el rojo de la cara, etc.

Las personas que sufren fobia social empiezan a llenarse de pensamientos anticipatorios sobre lo que sucederá, a criticarse por lo que deberían haber hecho y no hicieron y a limitar sus interacciones sociales, cada vez reducen más su círculo. Convivir con tanto pensamiento negativo, sin duda afecta a nuestro estado de ánimo y a nuestra visión del futuro.

El tratamiento de la fobia social tiene muy buenos resultados y las personas que se enfrentan a sus miedos abandonan el problema y lo eliminan de sus vidas, si te sientes así, no dudes en acudir a un psicólogo para que te ayude con ello.

Lo cierto es que personas que vayan a criticar nuestra conducta siempre van a existir, personas a las que no vayamos a gustarles también, así que, haz lo que quieras hacer, independientemente de ellos, no puedes controlar lo que pensarán, pero si lo que tú pensarás.

Los corazones sanos, siempre sanan

By | Amor, Autoestima | No Comments

Esta imagen, nos invita a hacer una buena reflexión acerca de cómo la mente sana, termina guardando lo bueno de la experiencia, porque es casi imposible que cualquier historia de nuestro pasado no contenga momentos que nos hicieron felices.

Todo pasa, todo cambia y todo llega, a veces en la consulta de psicología nos preguntan: ¿se me pasará algún día esto verdad?, y sí, todo pasa, y si haces porque pase, aún más.

Una mente sana, no puede vivir eternamente con rencor, con decepción, con odio, con inseguridades o con desconfianzas.

Una mente sana, acepta las situaciones vividas y la realidad actual dejando ir todo lo que le resta energía y vitalidad.

Una mente sana, necesita soltar, liberarse del peso para comenzar de nuevo con todas las ganas, y ese trabajo es de uno mismo y no sólo del tiempo, éste ayuda, pero no es la panacea.

En la clínica de psicología que tenemos en Valencia, muchas veces nos preguntan ¿cómo puedo hacer para que no me afecte esto, o aquello? ojalá los psicólogos tuviésemos una respuesta única, concreta, con un sólo paso a dar para liberarse del dolor, pero lo cierto es, que hay muchos cambios que necesitan un trabajo en el tiempo.

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Hay que cuidarse a uno mismo, hay que contribuir con nuestra mente, hacerla cada vez más sana y libre de sentimientos tóxicos que nos restan energías, hay que deshacerse de los frenos que nos impiden sentir de nuevo con nuestra verdadera esencia, hay que volver a confiar en la vida, en las personas y en el amor, y eso, de nuevo es un trabajo nuestro, personal, en el que tenemos que implicarnos de forma activa.

La vida es una maravilla y algunos tenemos la inmensa suerte de poder vivirla mucho tiempo y de contar en ella con personas valiosas, sin duda tiene momentos no tan buenos, pero enquistarse en ellos no es cuidarse a uno mismo.

¡Libérate y vive!

Soltar lo que nos pesa

By | Autoestima, Seguridad en uno mismo | No Comments

Si no sueltas lo que te duele, por mucho que cambies de caminos todos te aportarán lo mismo, tu perspectiva de la vida y tus emociones serán las mismas, o incluso irán a peor.

Huir no es la mejor opción, ni tampoco la que nos garantiza mejorías, en un primer momento puede parecer que es justo lo que necesitamos, que nos salva del sufrimiento, pero lo cierto es que el dolor es inevitable, en muchas situaciones de la vida no podremos evitar sufrir, es un hecho incuestionable que en la vida, a veces las cosas no son como uno quisiese que fuesen, hay que aprender a gestionar esas emociones que surgen del desacuerdo existente entre lo que desearíamos y lo que realmente es.

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Cuando las cosas no concuerdan con nuestros deseos, es bueno trabajar en la aceptación de lo que es, entender que así me siento porque la situación lo merece. Al mismo tiempo es bueno pensar que necesitamos sanarlo, esa es la opción más realista, hay que enfrentarse al dolor, al miedo o a las inseguridades, aunque nos cueste, aunque nos resulte complicado y doloroso, nos beneficiará a largo plazo aumentando nuestra autoestima y la seguridad en nosotros mismos.

Si caminas con una piedra, no cambies de zapato ni de camino, primero mira qué puedes hacer con ella, si es que realmente puedes hacer algo, si no aporta nada a tu camino tira la piedra, y una vez libre de ella, decide si cambias de camino o de zapato.