El deseo de ser curado es una parte clave, necesaria, imprescindible para poder curarse.
Muchas personas van al psicólogo pensando que tenemos pociones mágicas, frases clave que les cambiarán la vida, consejos que les ahorrarán el dolor o el miedo. Lo lamento, pero aclaro públicamente que no es así, no somos magos, somos personas que damos herramientas para que las personas aprendan a vivir con mayor serenidad, eso no implica evitarles miedo ni tristeza. Yo soy psicóloga y a veces también tengo emociones «negativas», quizás lo único es que las acepto, las normalizo o incluso las quiero tener. Llorar, perder o tener miedo es el precio de amar, confiar, arriesgar y permitirse cambios, y como todo eso lo quiero en mi vida entiendo de antemano que las emociones «negativas» también tendrán a veces sus espacios en mi experiencia vital. Me niego a no experimentar cosas por ahorrarme lo malo, para nada, al fin y al cabo sé que todo pasa, bueno o malo, así que sin miedo lo acepto.
Retomo, para poder volver a la calma uno/a tiene que colaborar, para poder cambiar uno/a debe querer ese cambio, el cambio siempre es algo que se crea desde dentro, si uno/a mismo/a no se lo permite no habrá psicólogo/a en el mundo que pueda ayudar a generarlo.
Si verdaderamente quieres empezar a vivir mejor entonces cree en ello, confía en ello e implícate en que ocurra. Dicen que si lo crees lo creas así que por ahí hay que empezar, por desear mejorar y permitírselo.