Hay personas que son el viaje, no el destino

A veces pasamos buenos viajes al lado de personas que nos aportan muchísimo.
Disfrutamos de esas experiencias y sin duda creemos que son la compañía perfecta.
De pronto, sea por nosotros o por la otra parte, la realidad cambia. Ya no sentimos a esa compañía como la elegida o ya no somos nosotros los elegidos. En el momento en el que lo estamos viviendo nos cuesta aceptar que la realidad ahora es distinta a la que teníamos en mente, nos cuesta aceptar que el presente es completamente diferente del que presuponíamos que sería nuestro futuro. 


Nos cuestan los cambios, pero la verdad es que a veces nos convienen, y mucho.
Hay personas que son el viaje pero no el destino, y necesitamos confiar en que la vida suele llevarnos a nuestro mejor destino, que de algún modo muchas veces nos ayuda a no seguir dónde no tenemos mucho más que sacar.


¿Cuántas veces no has vivido en ti o en personas cercanas que con el tiempo uno descubre que quién creíamos o creían un destino sólo era un viaje?

¿Cuántas veces con el tiempo no has podido ver aspectos de la otra persona que metido en la relación no eras capaz de ver y que en verdad no te gustan demasiado?

¿Cuántas veces el tiempo te aclara que aunque sintieses que era tu destino la vida te deparaba destinos mejores?


Calma. Confía. Ahora sientes que sólo pierdes, pero date tiempo para poder valorar si en realidad sólo haces que ganar.

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