Muchas veces confundimos el amor con cosas que nada tienen que ver con ese maravilloso sentimiento.
Es difícil en realidad definir el amor, hay mucha controversia con el tema de su definición. Es un estado, una emoción, un sentimiento, una filosofía de vida, una práctica. No importa, no voy a entrar en ese debate hoy. Lo que está claro es que debe acercarnos más a la paz que a la negatividad.
Erich Fromm en su libro «El arte de amar» aporta muchas frases que aclaran el tema que pretendo en este post, algunas interesantes son:
«Para desarrollar un amor maduro, sabio y responsable necesitamos trabajar en cuatro dimensiones esenciales: el cuidado, la responsabilidad, el respeto y el conocimiento».
«El que ama se transforma constantemente. Capta más, observa más, es más productivo, es más él mismo».
«El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos».
«El amor es una energía que produce amor».
Bien, vemos que el amor aporta, nos invita a amar, a responsabilizarnos de nosotros y de la vida, a respetarnos y a respetar, a cuidarnos y conocernos, nos invita a crecer.
¿Todas las veces que has sentido que eso era amor sentías lo que verdaderamente el amor implica?
¿Todas las veces la persona a la que amabas procuraba que tú pudieses amar y amarte bien?
Hay muchas señales para detectar si algo es o no amor, aunque podamos sentir que es la persona de nuestra vida si tiene alguna de estas conductas es probable que no estés ante un buen amor:
– Controla todos tus pasos, dónde estás, con quién, de qué hablas, cuándo hablas y con quién, a quién escribes whatsapp, qué sigues en las redes sociales, qué comentarios escribes o te hacen gracia.
– Le molesta que pases tiempo con tus amigos o familiares.
– No tiene en cuenta tus deseos.
– No cumple con los compromisos que adquiere contigo. Constantemente hay desplantes en el último momento.
– No pide perdón ni acepta su parte de responsabilidad en las cosas
– Planifica tu vida sin preguntarte.
– No se separa de ti para nada.
– Abusa del chantaje emocional.
– Trata de convencerte de qué personas te convienen y cuáles no.
– Trata de imponerte su manera de entender el mundo. No acepta que no tenéis por qué pensar igual en todo. No respeta tu forma de pensar.
– Te menosprecia, da a entender que le/la necesitas, que sin él/ella no serías nada.
– Controla en qué gastas y te pide explicaciones que cada gasto.
– Te critica constantemente. Hace alusión a tu ropa, a tu estética, a los adjetivos que describen tu personalidad.
– Recalca lo negativo, (exista o no en ti). Exagera lo malo que hay en ti (exista o no) y resta atención y valor a lo bueno que te caracteriza.
– Le quita valor a lo que te inquieta. Lo que tú expresas como preocupación es algo que desde su juicio no deberías atender, es absurdo. «Te quejas por todo, por vicio».
– Es tozudo/a y rencoroso/a. Al final para que haya paz siempre tienes que ir tú y terminar cediendo. Puede pasar días sin hablarte, «castigándote».
– No le hace ninguna gracia que pases tiempo con personas del sexo opuesto.
– si tiene problemas, de un modo u otro tú siempre habrás influido negativamente en ellos, incluso en su creación.
– Te exige hacer cosas que no quieres hacer, trata de convencerte por todos los medios para que termines cediendo a sus demandas.
– Te compara con otras personas, (y no precisamente para remarcar tus virtudes).
– Cualquier ocasión es buena para echarte en cara (una vez más) tus errores del pasado.
– Haces cosas que no quieres hacer sólo para que no se enfade.
– Cuando tienes un problema no te entiende, no empatiza contigo o incluso se lo toma mal.
– Ya no les explicas a tus amigos y familiares los problemas que tenéis porque en el fondo sabes que te harán tomar decisiones por tu bien o para que no se enfade.
– Te habla más mal que bien la mayor parte de las veces.
– Ya no recuerdas cuánto tiempo pasaste una semana tranquila con esa persona.
Hay cosas que parecen amor pero que no lo son. Muchas, más de las que me gustaría…
Ya sabemos que los sentimientos a veces nos confunden, que nos hacen creer cosas que no son verdad, pero date la oportunidad de añadir objetividad a tu vida. Valora si tu amor es sano o por el contrario sólo tiene un muy buen disfraz.