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No le puedes gustar a todo el mundo

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Una amiga dice que no le puedes gustar a todo el mundo porque no eres una croqueta, (me encanta). Sea por eso o porque los gustos son subjetivos, la realidad es que gustar a tod@s no sólo no es realista, sino que tampoco es sano. Teniendo en cuenta que como meta no es viable, es importante trabajar no sólo en la aceptación de esa realidad sino sobre todo en la gestión. Al ser una realidad con la que nos encontraremos, necesitamos trabajar para que no nos afecte, y hay que tener en cuenta diferentes aspectos.

1. Trabajar en nuestro autoconcepto, quién soy y qué opinión me merece todo lo que me describe. Nuestra autoestima. Si nos sentimos en paz con nosotr@s, los juicios de los demás tendrán menos peso.

2. Permitirse el derecho a no caer bien. Aquí hay que vigilar esa necesidad de perfeccionismo y de aprobación.

3. Entender y aceptar que para gustos colores. No tod@s valoramos lo mismo y ni siquiera es posible ni mejor. ¿Qué nos aportaría el mundo si tod@s fuésemos iguales y valorásemos lo mismo? ¿Dónde estaría la riqueza propia de la variedad de la vida?

4. No tomarse los juicios de los demás como algo personal. Que no le guste a alguien no implica que haya algo malo en mí. Quizás simplemente es una cuestión de gustos.

5. Priorizar y dar valor a nuestra visión de las cosas. Nuestra opinión no puede ser la que menos valor tenga.

6. Entender que somos seres sociales y que queremos pertenecer a algo, pero entender que no puede ser a cualquier precio. La calma de la coherencia siempre es más importante que una opinión ajena.

7. Tener en cuenta si estamos atendiendo más nuestra reputación o nuestra conciencia. ¡OJO con eso!

8. Entender que siendo complacientes y queriendo satisfacer siempre las expectativas de los demás dejamos de ser libres y nos encarcelamos nosotr@s mism@s.

9. Valorar a qué le tenemos miedo y trabajarlo. Desdramatizarlo para que no sea el miedo lo que nos guíe. ¿Es miedo a la soledad?

10. Practicar la asertividad y tener en cuenta las consecuencias positivas que ello implica.

11. No poner nuestra valía en manos de otra persona. Tu seguridad tiene que partir de ti. Tenlo claro. La aprobación más importante es la tuya.