Monthly Archives: febrero 2017

Calma

By | sentido de vida | No Comments

Calma, calma y más calma. Eso es lo que la mayoría necesitamos y lo que tanto nos cuesta encontrar. Calma para entender que lo que sentimos pasará, calma para entender conductas de otros que no entendemos, calma para entender lo que nos parece injusto, calma para demostrarnos a nosotros mismos que podremos con lo que ahora nos está atormentando, calma para que finalmente podamos ver que lo que ahora sentimos quizás sólo es fruto de las emociones pero no real, calma para poder hacer nuestras cosas, calma para poder hacer aquello que nos apasiona y disfrutarlo, calma para poder dedicarnos a nosotros mismos, calma, algo de lo que todo el mundo habla y que no muchos sienten.
Lo cierto es que es de lo más importante, es de lo mejor a lo que podemos aspirar, a sentirnos bien con nosotros mismos, con nuestra vida y con lo que la forma.
Cuando uno encuentra la calma, entonces realmente sí que es afortunado, pero lo cierto es que para alcanzarla, primero hay que aceptar las montañas rusas que vengan, hay que darles su tiempo y su espacio, hay que permitir que dejen en nosotros lo que tengan que dejar.
Calma, calma, calma. Todo llega, pero para ello uno mismo ha de poner de su parte.

Si no juegas con fuego, te morirás de frío

By | Aceptación | No Comments

No trato de hacer una invitación hacia todas las decisiones sin sentido, no, para nada, pero lo cierto es que vivir, «vivir de verdad», implica quemarse algunas veces, implica altibajos, experiencias maravillosas y otras no tanto, o incluso «malas», implica riesgo, incertidumbre, dudas, risas, llantos, dolores, descansos, etc.


La vida es eso, es vivir. Y vivir es apostar por uno, por los otros, por los sueños y por la vida. Vivir es confiar en que las cosas valdrán la pena. Vivir no es desconfiar y mirar con lupa no vaya a ser que te vuelvas a equivocar o que te engañen. «Es que en el pasado confié y me hirieron»… que nadie te engañe, que los pasos de otros por tu vida no influencien tu visión y tus ganas de seguir dando pasos.
Vivir es caminar asumiendo con gratitud todo lo que pueda venir y cuando uno apuesta por vivir de verdad, sin duda juega con fuego.
Qué bonito el fuego,una chimenea es de las cosas más preciosas del mundo, realmente atrae aunque sepamos que pueda ser peligroso.
Los hay que jamás se permitirán encender una, «¿y si me quemo?, ¿y se quema la casa?», los hay que asumirán ese riesgo y se regalarán la experiencia. Sin duda, si puedo tener esa experiencia mientras pueda yo me la regalo.

Acostumbrarse a lo que no nos hace bien, ¿para qué?

By | Autoestima | No Comments

Resulta curiosa la capacidad del ser humano para habituarse a cualquier cosa, como llegamos a acostumbrarnos a compartir tiempo con alguien que no nos suma, como llegamos a normalizar situaciones que poco tienen de normal.


Dicen que si el malestar es a cuenta gotas, día a día, no nos damos ni cuenta y con el tiempo un día nos asombramos a nosotros mismos de no haber percibido la realidad de la situación. Pero es cierto, resulta más sencillo detectar algo que no va bien si el malestar se produce de pronto que si se va acumulando poco a poco.
Ocurre que llega un punto en el que uno no sabe por qué está dónde está, por qué normaliza cosas que no le hacen bien, pero en muchas ocasiones, tardamos en hacer el click, nos cuesta ver desde otra perspectiva.
Sólo puedo decir a esto que os escuchéis, que hagáis caso a vuestras emociones, a vuestras sensaciones y a las reacciones que tenéis. Si no os gustan, si no las creéis apropiadas para la situación buscar el problema y darle el valor que tiene. ¿Si un/a amigo/a te explicase lo mismo que tú estás lo viviendo qué le dirías? A veces esa pregunta ayuda a detectar si la normalización que estamos haciendo tiene o no razón de ser.

¡Feliz día!

Las personas que deciden acompañarte en tu camino te están diciendo que vales, valora su opinión

By | Autoestima | No Comments

En general, la mayoría de personas en alguna ocasión hemos vivido el que otra persona decida que ya no quiere que le acompañemos en sus viajes. Es duro, sí, lo es, no nos gustan los rechazos, no nos gusta que no nos elijan como los mejores compañeros de vida. No, no nos gusta, pero muy probablemente entendemos que eso ocurre, sobre todo porque nosotros también hemos elegido en otras ocasiones rechazar la compañía de alguien a quien antes habíamos elegido.


Cuando una persona decide que ya no eres la compañía que quiere tener a su lado, no implica que ya no te valore en nada, no implica que tú no tengas valor, en absoluto, sólo que ya no eres lo que busca. Tienes cualidades, pero no las deseadas para esa persona. (A veces, incluso las tenemos todas pero la otra persona no se encuentra en el momento para valorarlas como se merece).
A menudo, cuando hay un rechazo, las personas se regalan a sí mismas todo tipo de adjetivos descalificativos, en un primer momento, es normal buscar en nosotros la carencia, la causa de ese cambio en la mentalidad de la que hasta el momento era una de nuestras compañeras de vida. Pero después, hay que darle racionalidad y verdad a las cosas. Lo merecemos.
Hay que tener cuidado con todos los desprecios que nos hacemos, con todas las culpas con las que cargamos y con nuestra autoestima. No podemos dar el poder de destruirnos a nadie.
Tenemos pruebas de que somos valiosos, las podemos encontrar en nosotros mismos o en todas aquellas personas que nos acompañan en el día a día y que deciden voluntariamente que estemos en sus vidas. Están ahí porque te valoran, ¿no?, las que antes estuvieron, también te valoraron y muy probablemente siguen haciéndolo, ¿no?.
Piensa en cuántas personas te incluyen en su vida porque realmente les gusta quién eres y qué les transmites, ¿acaso ellas no tienen valor?, ¿acaso su juicio es menos valioso que el de la persona que ha decidido apartarte de su vida?
No te quedes sólo con una opinión de ti, tienes muchas.

Valorarse es entender que si te van a querer a ratos, es mejor que no te quieran

By | Autoestima, Confianza en uno mimso, pareja | No Comments

El refuerzo intermitente, el ahora sí que te quiero y ahora no, el ahora te presto atención y te trato bien y ahora no, existe. Muchos lo han vivido en sus propias carnes y saben lo perturbador que puede llegar a ser.


Un día te hacen sentir super bien, pero al otro te ignoran, un sin sentido que como siempre, pretendemos entender y dar con el sentido.
Queremos que nos quieran de continuo, no a ratos, pero no todas las personas están dispuestas a ello, ni saben cómo hacerlo. La única persona que puede garantizarse el quererse más y mejor somos nosotros mismos. Valorarse es entender que si te van querer a ratos, mejor que no te quieran, eso ya lo hacemos nosotros. más no nos hace falta.
Cuidado con esos refuerzos intermitentes porque generan adicción, son tóxicos, nos invitan a rumiar, a la búsqueda incesante del por qué ocurre lo que ocurre y nos enseñan a esperar lo bueno, porque parece que la otra persona también sabe cómo generárnoslo, lo ha hecho, sabe hacerlo, ¿y si cambia?, ¿y si no cambia?
¡Cuidado!, de momento no parece que pretenda llevarlo a cabo, al menos hasta dónde has compartido no lo hace, así que acláralo y si no hay intención de cambio y un giro total de conducta posterior, valora si realmente lo que andas buscando es un amor a ratos, recuerda que el amor añade bienestar y calma….

Si no hay razón para quedarse, esa es la razón para irse

By | Aceptar la realidad, Autoestima, pareja | No Comments

En ocasiones no sabemos ni por qué permanecemos en un lugar concreto o al lado de una persona.
El tiempo pasa y uno simplemente está ahí, no se para a valorar los motivos que le invitan a ello.
De pronto, un día paras, reflexionas, valoras qué es lo que te invita a quedarte y por suerte descubres razones de peso que hacen que saques fuerza y energía dónde ya no la encontrabas. Gracias a ella te pones manos a la obra y haces que algo vuelva a resurgir y a ser motivante para ti.
En otros casos, esa reflexión nos descubre que los motivos por los que permanecemos no son «de gran peso», o no deberían serlo, me refiero a que descubrimos que estamos ahí por miedo al cambio, por dependencia, por miedo a la soledad, por vértigo, porque no confiamos en que seremos capaces de adaptarnos a otra cosa, o porque no tenemos muchas esperanzas en que algo bueno pueda aparecernos y sorprendernos. Esos casos en los que asumimos que «más vale malo conocido que bueno por conocer», (aunque en mi humilde opinión poco de cierto hay en ese refrán).
Por último, hay casos en los que uno descubre algo horrorizado que no tiene motivo para quedarse, que nada le invita a seguir ahí, al menos nada que sea importante para uno mismo. Cuando uno de pronto es consciente de que no hay razón para quedarse, entonces descubre, (con miedo o sin él, con tristeza o sin ella), que esa es la razón para despedirse, que esa es la razón para irse ya no sólo en alma, sino también en cuerpo.
Es difícil decir adiós o hasta pronto a las personas o lugares que han formado parte importante de nosotros, pero también es difícil vivir sin aceptar la realidad, sin querer cerrar etapas que ya han llegado a su fin.


En la vida, el «para qué» es vital, nos ayuda a dar sentido a las cosas que pasan a nuestro alrededor, el encontrar para qué estoy aquí, para qué comparto parte de mi tiempo contigo, para qué quiero hacerte entender otra realidad, para qué expresarte mis preocupaciones o necesidades, para qué arriesgar, para qué…
Cuando uno no encuentra ese para qué, es momento de plantearse cosas importantes.
La vida es nuestra, y es breve, tratar de encontrar el sentido de las cosas que nosotros hacemos existir en nuestra vida nos ayuda a lograr la calma, nos hace conscientes de nuestra responsabilidad con nosotros y con la vida.