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Diferencias entre el perdón y otros conceptos.

By | Aceptar la realidad, Amor, Autoestima, Perdón | No Comments

 

2661773 La realidad es que la vida está llena de aspectos increíbles y fascinantes pero también de decepciones, de cosas que nos duelen y de conflictos, así es, la vida tiene absolutamente de todo, bueno y malo, enfadarse cada vez que algo “malo” nos ocurre o nos hacen es en parte normal, tenemos ciertas resistencias a la hora de aceptar que las cosas no siempre son como nosotros quisiéramos, pero el perdón hacia uno mismo y hacia los otros es básico para el fluir de las relaciones y para poder gozar de la vida.

Es extraño que en las relaciones con los amigos, los conocidos, los familiares o los compañeros de trabajo no existan ofensas interpersonales en forma de desatención, decepción, rechazo o engaño, son muy pocas las personas que a día de hoy pueden afirmar no haber tenido ningún episodio negativo con otra persona en su vida.

Personalmente creo que la sociedad actual, en términos «muy generales», o al menos la población joven, está más o menos acostumbrada ya a leer referencias de la inteligencia emocional, a entender la diferencia entre percepción y realidad, entre pensamiento y emoción, a cuestionarse, etc. y este hecho, nos lleva a que hoy en día ya son muchas las personas que entienden la importancia de incorporar el perdón a sus vidas, que saben que más que un detalle con el otro es un detalle con uno mismo y que por lo tanto vale la pena esforzarse por lograr deshacerse de los pesos de la rabia, el rencor, la culpa, el papel de víctima y el enfado, sobre todo porque los estados a los que nos lleva el no lograr perdonar o perdonarnos nos predisponen a acciones negativas hacia nosotros mismos y hacia los otros o incluso nos llevan a padecer enfermedades fruto de la activación fisiológica.

Todo y que muchos dicen que saben perdonar y que perdonan, en consulta, los psicólogos vemos que hay ciertas confusiones con el término, que algunos sí que lo entienden y además lo saben llevar con más o menos esfuerzo a la práctica, pero otros confunden su definición y/o no saben cómo hacer para perdonar de verdad.

Lo cierto es que el perdón nos permite no sólo liberarnos del pasado sino además nos ofrece la posibilidad de poder vivir una vida más plena en el futuro y eso no puede ser más que interesante para la felicidad de uno mismo.

Como he dicho hay muchos términos que se confunden con el perdón, por lo tanto, a continuación aclararé cada uno de ellos:

El perdón implica un cambio cognitivo, todo y ser conscientes de los hechos negativos que nos han generado malestar dirigimos nuestra atención hacia el lado bueno del ofensor. Esta actitud nos lleva por una parte a la disminución de: la reactividad fisiológica, la frecuencia, intensidad y duración de los pensamientos rencorosos y el anhelo de venganza y por otra parte, nos conduce al aumento de las conductas adaptativas. Aunque puede que no lo olvidemos, sin duda no implica echarlo en cara puntualmente ni hacer sentir mal al responsable de ese dolor. Sorprendentemente, el perdón puede incluso llevarnos a ser comprensivos y generosos con el ofensor dedicándole tiempo y atención contribuyendo a su cambio.  Un ejemplo increíble de esto último que digo de incluso ayudar al agresor lo podemos ver en este vídeo de Human en el que una madre que pierde a su hija en manos del que era su pareja ayuda al asesino de su hija a ser mejor persona y le perdona.

https://www.youtube.com/watch?v=N1WdfVWo1pQ

Aceptar implica indiferencia y una falta de motivación para cambiar los aspectos aversivos del mundo que nos rodea. El perdón deja abierta la opción de luchar por el cambio, la aceptación no busca ese cambio sino el lograr la paz asumiendo la realidad tal y como es. Por ejemplo, podemos perdonar a nuestra pareja o a nuestros hijos por algo que hayan hecho y que nos haya dañado o sentado mal pero al mismo tiempo con intención de hablarlo para minimizar la probabilidad de que vuelva a ocurrir el mismo suceso en el futuro.

Disculpar implica minimización, es como hacer ver que no pasa nada aunque verdaderamente sí que esté pasando algo. Por ejemplo: “sí, es verdad que cuando se enfada grita mucho o pega golpes contra las puertas o lo que encuentre, pero en el fondo eso pasa poco y es muy buena persona, no es grave, hay cosas peores en la vida además intenta no hacerlo y siempre pide perdón”. Disculpar y perdonar no son en absoluto lo mismo, el que perdona admite la existencia de esas conductas negativas y las valora como tal, ni implica ni minimizar el problema ni ignorar la necesidad de buscar soluciones.

Adoptar una postura neutral implica no tomar ningún partido en los conflictos, no posicionarse ni hacia el lado de la víctima ni hacía el lado del agresor, quedarse quieto, hacer como que ese hecho no va con nosotros. La neutralidad puede provocar más problemas en el futuro, hay situaciones en la que sí o sí deberemos posicionarnos y generar cambios para que no vaya a más.

Olvidar perdonar no quiere decir olvidar, este matiz es muy discutido, las personas que son conscientes de que han dañado a menudo repiten frases como: “pero si me has perdonado, ¿por qué no lo olvidas ya?”, no es tan fácil, ni tampoco necesario. El perdón lo que nos permite es cambiar la atención, focalizarla en otros aspectos y reducir nuestras obsesiones en relación a la conducta que nos dañó y hacia el malestar que sentimos por el responsable de ese dolor, hace que ese recuerdo y ese malestar desciendan poco a poco, pero no tiene por qué implicar eliminar ese recuerdo de nuestra historia.  2661783

Justificar implica dar explicaciones a las conductas inadecuadas para restarles importancia. Por ejemplo: “Es que cuando bebe y además tiene problemas en el trabajo se pone agresivo, es el alcohol y el estrés que sufre el que le hace comportarse de un modo distinto a como es en realidad”. El perdón puede implicar un análisis de las causas de la conducta inadecuada, empatizar, entender, etc., por qué se hizo lo que se hizo, pero no con el fin de hacer como que eso no ha ocurrido o no es importante, no con la intención de justificar los actos del otro.

Tranquilizarse es un estado físico, psicológico y emocional previo al perdón, implica poder pensar o hablar del problema con mucha más calma. Ello no significa que el acontecimiento tenga menos importancia para nosotros ni que no tengamos que implicarnos en entenderlo, en solucionarlo o en aceptarlo. Tranquilizarse es muy útil, pero no es sinónimo de perdonar. Parte del perdón incluye tener conciencia de que en la vida existen conflictos y de que hay opciones para resolverlos.

El perdón forzado, las treguas y el pseudoperdón Esto lo vemos mucho en los casos de los niños, cuando están en plena disputa y sus padres o un profesor les dicen que se pidan perdón y que olviden el problema, los niños, con cara de pocos amigos y casi sin mirar al otro dicen: perdón, supuestamente se han perdonado, pero ¿es realmente así? Pasa en adultos también, cuando parece que decidimos darnos una tregua, “Vamos a hacer borrón y cuenta nueva”, ¡como si fuese tan fácil! Lo cierto es que el auténtico perdón implica un proceso de análisis y de reestructuración cognitiva por las partes ofendidas, hay que darse un tiempo para tranquilizarse y para evaluar si realmente hay un problema, si no lo hay, si puede o no solucionarse, etc.

El deseo de justicia, de compensación y de sentirse bien:

En cuanto al deseo de justicia o de compensación, esta opción implica que el que se siente víctima sólo se sentirá bien cuando haya podido ejercer su revancha. El perdón no implica ese ojo por ojo, no implica necesariamente una compensación, puede que al hablarlo se llegue a algún acuerdo y que el que dañó quiera de algún modo compensarlo, pero no es un requisito obligatorio.

En cuanto a sentirse bien, el perdón puede o no llevarnos a sentirnos bien, perdonar no implica necesariamente que no sigas sintiéndote mal por algo que ha conllevado la acción del que te hirió, por ejemplo en el caso de un atropello por negligencia con el alcohol en el que hay una muerte de un ser querido, perdonar no hace que ese duelo desaparezca, sin duda nos quita un sentimiento negativo, pero no los otros. Además, teniendo en cuenta que el perdón requiere de tiempo, en el transcurso de ese tiempo puede crecer y decrecer.

Condenar implica culpar y censurar al agresor, algo muy alejado del auténtico perdón. condenar nos aleja de la paz interior y el perdón nos acerca, así que no pueden ser lo mismo en absoluto. muchos aquí dicen: si siente lo que yo sentí me sentiré mejor, pero preocupémonos si pensamos así, no es bueno ese deseo de venganza.  además de que el dolor que hemos sentido no se diluye porque otro sienta otro, eso no es cierto, nuestro dolor es nuestro y todo y que otro sufra nuestro dolor seguirá ahí y seguirá siendo nuestro. 2662026

Como habéis podido ver, hay muchos términos que entendemos como perdón y que en realidad no lo son. El perdón tiene múltiples beneficios tanto para uno mismo como para las relaciones interpersonales que mantiene, hay que trabajar en él, no basta con aceptar que a uno le cuesta y que lo ve complicado sin ni siquiera intentarlo.  Vale la pena, se vive mejor soltando las emociones negativas que realmente sobran, ya convivimos con algunas de las que no podemos deshacernos tan fácilmente porque nos toca vivirlas, hay que trabajar en no regalarnos más emociones negativas de las necesarias, hay que trabajar en el “humanizarnos”, en el entender y aceptar que el ser humano se equivoca, que no es perfecto, que comete errores y que sus actos tienen consecuencias, sí, pero que no hace falta ni recordarlo eternamente, ni hacerlo pagar, ni culparle y hacerle cargar con ello eternamente.

Es necesario que hagamos más ejercicios de amor de verdad, hacia la vida, hacia las personas y hacia nosotros mismos.

¡Ánimo! Vale la pena!

 

Fuente para la realización de este post: el libro «El manejo de la agresividad» de Howard Kassinove y Raymond Tafrate.

 

Obstáculos en el fluir de las parejas

By | Amor, pareja, Terapia de pareja | No Comments

Sabemos que mantener un amor no es tarea fácil, el día a día, la rutina, los problemas, el estrés, la falta de tiempo, etc., se convierten en obstáculos para cultivar el amor en una relación de pareja.

Eso es cierto, completamente cierto, pero también lo es el hecho de que nadie nos obliga a estar en una relación de pareja y que al iniciarla ya sabíamos que implicaría esfuerzos, por no decir que nos comprometimos a hacer que funcionase.

Estar en una relación de pareja por estar, simplemente dejando pasar los días sin más, sin sorpresas, ni intimidad, ni pasión termina convirtiéndose en un calvario para ambos y sin duda acaba con la relación siempre que ambos tengan la fuerza para hacerlo, o siempre que no sean conscientes de que necesitan activarse y hacer cambios para que la relación no termine.

La indiferencia llega en forma de falta de intimidad y falta de momentos compartidos, en forma de falta de cuidados, sorpresas, afecto, mimos, dedicación y tiempo de calidad. Como decía, es cierto que mucho tiempo a veces no encontramos en el día a día, pero hemos de ser conscientes de que el tiempo está en función de nuestras prioridades y que la relación de pareja debe ser una de ellas. Cuando empezamos a sentir indiferencia por la relación y/o por el otro, o lo paramos y hacemos algo o al final la desilusión nos embriagará, cuando uno pierde el sentido de mantener ese compromiso, la cosa empieza a estar muy mal, uno está en una relación porque entiende lo que le aporta y eso le llena y le hace sentirse feliz, cuando pierdes ese sentido empieza la montaña rusa a ir sólo hacia abajo, cada vez más en picado.

Vuelvo de nuevo a la falta de tiempo, sí, quizás no podemos encontrar tiempo a diario para hacer grandes planes, pero, ¿cuánto tiempo se necesita para decir te quiero? ¿o para preguntar qué tal te ha ido el día y escucharlo atentamente? ¿cuánto tiempo se necesita para dar algún beso, abrazo, caricia o mirada cómplice? ¿cuánto tiempo se necesita para poner una vela en la cena o abrir un vino aunque sea lunes? ¿Cuánto tiempo se necesita para dar algún pequeño detalle a la relación de pareja?

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No nos engañemos, el amor inicial no lo puede todo, las relaciones de pareja que funcionan son aquellas que entienden que el amor como decía Erich Fromm es un arte y como tal, hay que practicarlo y perfeccionar la técnica para que el resultado siempre sea una gran obra.

Si hace tiempo te importó la persona que tienes al lado recuerda qué te enamoró de ella y piensa en cuántas de esas cosas aún siguen presentes hoy en ella. Si descubres que aún te importa, sentaros y hablar de la necesidad de cultivar de nuevo vuestra relación, plantearos cambios y no los pospongáis, el tiempo vuela, la oportunidad de mantener ese compromiso la tenéis en el ahora.

Si tienes una relación de pareja y sientes que empiezas a sentir indiferencia por la otra parte o tú mismo, detente, escucha esas señales, no dejes que la desilusión se apodere de ti, es normal pasar por etapas de mayor o menor amor hacia uno mismo, el otro y la relación, eso no siempre es sinónimo de que la cosa vaya mal.

El amor no lo puede todo, pero la suma de las ganas, la actitud y el amor pueden generar maravillosos cambios en tu vida.

¡Ánimo, a por ellos!

 

Somos nuestro propio libro

By | aquí y ahora, Autoestima, Cuidarse a uno mismo, sentido de vida, Toma de decisiones | No Comments
La realidad es que cada uno puede hacer de su vida su propio libro ¡qué suerte!
Una vez ya has aprendido muchos de los requisitos para poder crearlo sin la ayuda de alguien que te guíe, (cuando eres adulto), ya estás en condiciones de poder empezar a desarrollarlo. Primero deberás pensar una temática y luego ya empezarás a imaginar y a dejarte llevar.
Lo irás creando y meterás en la historia a todos los personajes que te interesan, casi siempre hay malos en las historias y también situaciones poco agradables, no todo serán rosas sin espinas, pero también hay buenos y situaciones memorables. No todo será malo ¿no? piensa que eres tú el que lo construye. 
Lo bueno de ser el protagonista de una historia es que puedes decidirlo todo, puedes hacer tantos cambios como te parezca, incluso si de pronto sientes que estás como anclado y que esa historia ya no te apasiona, puedes decidir terminarla y empezar otra. ¡Qué maravilla oye! ¡Qué fortuna!
Empiezas un libro, incluyes tantos personajes como quieres, tantas historias y aventuras como quieres, compartes con cada personaje tanto tiempo como deseas, escoges dónde estar más o menos tiempo y en base a lo que te dice tanto tu cuerpo como tu mente, actúas.
Si de pronto alguien ya no te hace sentir bien y estar en su compañía te genera demasiados quebraderos de cabeza, lo sacas, ¿quién más que tú decide si sigue o no en tu historia? lo mismo ocurre con las situaciones, si puedes hacer algo por salir de aquellas que no te aportan mucho ¿por qué no hacerlo? ¿qué te lo impide?
Como en la vida, las historias que te han gustado vivir puedes reescribirlas, subrayarlas y rememorarlas, puedes revivirlas con otros personajes y ver cómo las vives con ellos, puede que te descubran aspectos de la situación que en otro momento pasaste por alto, eso te permitirá añadir páginas a tu libro.
Como decía, las historias que no que no te gustan puedes eliminarlas, eso no quiere decir que lo vivido como negativo ya no forme parte de tu historia, en absoluto, forma parte de tu pasado y de quién eres tú, son una parte de tu historia pero puedes arrancarlas de tu presente y hacer que no estén en tu futuro, como protagonista puedes elegir si seguir viviéndolas o no, puedes escoger si tienen presencia en todos los capítulos o si forman parte de aquellos que ya has leído.
¿Quién ha dicho que cuando lees un libro que ves que no te gusta tengas que leerlo hasta al final? Si ves que no te despierta nada bueno puedes dejarlo y coger otro, lo mismo que ocurre con tu vida, si sientes que una historia no es para ti puedes abandonarla, cada nuevo día puede ser una página en blanco que te da la oportunidad de volver a empezar, de vivir otras cosas, con otras personas y puede que reinen otras sensaciones y emociones, la vida, en gran parte es lo que uno quiere que sea, con quién uno quiere vivirla y del modo que le parece que debe hacerse.
Escribe un buen libro, selecciona bien a los personajes, construye buenas historias, haz que el protagonista viva intensamente todas las aventuras que quieras que viva, haz de tu vida tu best seller favorito, ¿por qué no? no suena muy descabellado ¿no? al fin y al cabo, o lo haces ahora o ya no lo podrás hacer, la vida no espera a nadie, a ti tampoco.
¡Adelante! empieza hoy mismo a escribirla y si no te gusta como es el protagonista, enséñale a convertirse poco a poco en alguien distinto, se puede cambiar, sí, sin duda, sobre todo si para ti tiene sentido hacerlo. Sólo tú decides si tu libro ya está escrito o si por el contrario aún tiene mucho que ofrecerte.