Los psicólogos desarrollamos nuestra labor en múltiples áreas relacionadas con la conducta humana y el bienestar, en concreto, en el área clínica la psicología de adultos, trata de trabajar codo con codo con el paciente sus pensamientos y sus acciones para lograr cambios en sus emociones y así lograr mayor bienestar emocional.

La vida de los adultos implica constantes demandas como puedan ser resolver situaciones dolorosas o gestionar emociones negativas y elevadas, las personas en ocasiones no han aprendido las herramientas necesarias para resolver estas demandas o bien las conocen pero no las aplican porque sus emociones no les invitan a hacerlo.

Mediante la terapia psicológica se evalúan cuáles son los problemas que atormentan al adulto y cuáles son las acciones o pensamientos que actúan como mantenedores de los problemas. Una vez evaluados se trabaja el cambio de cognición y de comportamiento para lograr el desarrollo de la persona y así aprender a ayudarnos a ser felices y/o estables.

En ocasiones, los sentimientos están directamente relacionados con la situación dolorosa que estamos viviendo, pero en la gran mayoría de los casos, estos sentimientos nacen de las interpretaciones que hacemos de esas situaciones y de las acciones que esas interpretaciones nos invitan a realizar, en ese punto es en el que trabajamos diariamente en las sesiones, cómo ayudarnos a nosotros mismos a evaluar mejor generando de este modo emociones más controladas y más realistas, cómo hacer para reducir nuestro malestar emocional y sentirnos bien con nosotros mismos.

Los psicólogos, observamos que las personas cuando tenemos problemas, solemos adoptar una serie de conductas problemáticas, la gran mayoría de las veces lo hacemos de forma inconsciente, pero estas conductas son las que interfieren en que no nos adaptemos a las demandas de nuestra vida.

La labor del psicólogo de adultos consiste en guiar a la persona para que ésta desarrolle nuevas formas de pensar y de actuar que le provoquen estabilidad emocional, pero el paciente tendrá siempre la mayor parte de la responsabilidad en este proceso de cambio.

La mejora ocurre, pero el trabajo diario del paciente será indispensable para que se produzca el cambio.

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